«Que dos y dos sean cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada”… Antonio Machado. (1875 – 1939). Poeta y prosista español.
En los últimos días de la administración de Salvador Jara Guerrero, su secretario de Finanzas, Miguel López Miranda, informó que el déficit presupuestal total del presente año sería de 5 mil 200 millones de pesos y que la deuda total que dejaban era de 27 mil millones de pesos, de los cuales 17 mil se debían a la banca privada y a largo plazo y unos 10 mil aproximadamente correspondían a pasivos de corto plazo, es decir, proveedores y terceros institucionales.
La claridad y seguridad con la que pareció argumentar semejante información López Miranda, arrebataba algunos aplausos, después de todo, también había contextualizado que la deuda había crecido porque habían encontrado más pasivos escondidos en algunos cajones.
Incluso, en los primeros días de su administración, el propio Silvano Aureoles Conejo coincidió con que el déficit presupuestal que heredaba era de 5 mil 200 millones de pesos, aunque la deuda total la ajustó a 30 mil 500 millones de pesos.
Resulta que hay más lamentables sorpresas y no se descartan algunas otras.
El actual secretario de Finanzas, Carlos Maldonado Mendoza, aclaró este martes que el déficit presupuestal es de 6 mil 900 millones de pesos, es decir, existe una diferencia de mil 700 millones de pesos, entre la contabilidad de una y otra administración. Y ojo, la entrega recepción aún no termina, ni tampoco las auditorías externas que anunció el Ejecutivo estatal, así que la cifra aún podría crecer.
Como bien lo anticipó ya Maldonado Mendoza, deberá informar al respecto a la Secretaría de la Contraloría que encabeza Silvia Estrada Esquivel, para que lleve a cabo las diligencias pertinentes, se dictamine y en su caso, sancione o dé conocimiento a la instancia correspondiente para que haya rendición de cuentas.
Pero esa no es la única sorpresa. En días pasados se conoció de una solicitud de autorización de reasignación presupuestal que mandó el Gobierno de Jara Guerrero al Congreso del estado, donde informa que reajustaron presupuestos en diversas dependencias por más de mil 300 millones de pesos, probablemente para aplicarlos en gasto corriente o pago a deuda de corto plazo, pero, lo hicieron sin contar con el aval de la Septuagésima Segunda Legislatura, lo que también podría resultar una irresponsabilidad que debe sancionarse.
Ante la clara advertencia de Silvano Aureoles de que su administración, denominada como “El Nuevo Comienzo”, no es un “Borrón y Cuenta Nueva”, la contralora Silvia Estrada y por lo menos la bancada perredista en el Congreso michoacano, están obligados a indagar ambos temas y llevarlos hasta sus últimas consecuencias, para que no les pase lo mismo que a Fausto Vallejo Figueroa, que se cansó
de hablar de transparencia y rendición de cuentas respecto al sospechosismo que dejó Leonel Godoy Rangel y compañía, pero que en los hechos no hizo prácticamente nada, con lo que pasó a ser de acusador a presunto cómplice.
Parece simple, un asunto de primaria que a ratos resulta complejo entender cómo surgen diferencias de miles de millones de pesos, entre la contabilidad que realizan de las mismas cuentas, 2 administraciones diferentes.
En fin, además de la obligada exigencia a la claridad plena y a la rendición de cuentas, otro aspecto que resulta preocupante es que semejante déficit presupuestal se debe obtener de alguna manera, así que ojalá Aureoles Conejo encuentre el respaldo que espera de la Federación para hacerle frente, porque seguramente la otra opción, tarde o temprano, será la contratación de más deuda. Y le confieso, espero estar totalmente equivocado.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias. cmongem@hotmail.com