COLUMNA BÚSQUEDA Por Andrés Resillas. PANORAMA ELECTORAL: LOS BUENOS, LOS MALOS Y LOS FEOS

Andrés Resillas seminario

  • //Michoacán entre la política, la violencia y la pobreza//
  • Partidos y políticos ven por sus intereses ¿Y la gente?//

Por más que los priístas pretendan tapar el sol con un dedo, es evidente que llegan en uno de sus peores momentos de la reciente historia política para participar en los comicios del próximo siete de junio. Luego de que se tomó la decisión –porque en eso sí no han cambiado de que sea el gran dedo- de la persona que encabezaría la elección para gobernador y poco después para los demás cargos populares, la división está a todo lo que da.

Incluso la propia personalidad de Ascensión Orihuela Bárcenas es comentada por muchos políticos, quienes afirman que es tan fuerte de carácter y tan autoritario como el propio Leonel Godoy Rangel y créanme que eso es de dar pánico, pues imagínense volver a tener a un gobernador de esas características. Que Dios nos agarre confesados.

Pero volviendo al asunto de la división en el PRI, tal parece que las cosas van de mal en peor.

La prueba fue que Carlos Río Valencia, un activo priísta que siempre ha realizado trabajo político en la capital del estado bajo la sombra del tricolor, no pudo convencer a la dirigencia de que tenía el derecho de contender por el ayuntamiento. Y vino la deserción.

Pero como aquí el asunto es de ver cuál es el grupo político ganador –una similitud con el PRD- bueno pues el elegido tenía que ser uno de sus alfiles y recayó en la persona de Jaime Darío Oseguera, ex diputado y ex secretario de gobierno, que en su momento también objetó la designación de Jesús Reyna García junto con Eduardo Orihuela, como gobernador interino. Ya desde entonces la disputa por el control político del PRI estaba vigente.

Esa disputa se extendió por todos los distritos electorales y está más acentuada en los que comprende Morelia, donde los priístas se están dando hasta con la cubeta.

El gran problema es que no existe una operación cicatriz, por lo que la guerra no solamente continúa, sino que está vigente y el costo político lo tendrán que pagar en las urnas en el mes de junio.

Es muy difícil de pronosticar cómo quedará el mosaico político electoral después de las elecciones, es decir, si habrá un partido como el gran ganador; lo que es un hecho es que cada localidad o municipio tiene su propia dinámica política y si los partidos incurren en el gravísimo error de no permitir la participación de sus militantes en esos sitios, la derrota será inminente.

Es cierto, todos los partidos están haciendo su mejor esfuerzo, pero si privilegian la negociación y la imposición como fórmulas para designar candidatos a las alcaldías y diputaciones de las dos instancias, estarán cavando su tumba.

Pero volvamos al PRI. Jorge Zepeda Paterson, periodista mexicano hace una similitud del PRI con los carros que circulan en Cuba: viejos, chatarras y anticuados. Ese es su fiel retrato.

Para concluir con el tricolor, resulta una verdadera incógnita si podrán reagruparse y hacer realidad la unidad que están pregonando y que tanta falta les hace. Pero el problema es de liderazgos. No los hay y los que pretendían asumirlos fueron desplazados. El daño está hecho y el tiempo, ese factor tan sabio, nos mostrará la realidad.

En el PAN  las cosas son distintas y aunque también aparentan unidad, la situación está menos conflictiva que en el PRI. Sobre todo en lo que se refiere a la senadora Luisa María Calderón, quien a diferencia de hace cuatro años ya no gobierna al PAN. Siendo la hermana del presidente hizo y deshizo. Se gastó enormes y cuantiosos recursos hasta el límite de quedar a deber y no soportó ser la perdedora.

Ahora tampoco cuenta con el control de la estructura partidista ni si quiera con la influencia directa sobre todos los comités municipales, donde en estos momentos ya se están tomando las decisiones en cuanto a las candidaturas y sus procedimientos. Eso representa ya una ventaja, es decir, que las decisiones se tomen en base a la participación de los militantes.

Puede ser que la candidatura de Cocoa tenga repercusiones al interior del PAN. Tal vez por eso el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa no ha renunciado al panismo, ni tampoco está integrando otra organización partidista como se mencionó hace poco.

Se comenta que ante una eventual derrota de Cocoa, entonces sí se registrarán muchos desprendimientos en ese partido. Habrá que esperar.

Lo que no quieren reconocer los panistas es que la salida de Alfonso Martínez Alcázar fue un terrible gancho al hígado. El todavía diputado les está demostrando que efectivamente cuenta con una mínima base social para competir por la alcaldía. Y Ante la debilidad de los candidatos del PRI y del PRD por Morelia, no es nada descabellado que Alfonso salga adelante.

En el PRD la situación también es distinta. Tal parece que el diputado federal Silvano Aureoles va en caballo de hacienda y cuenta con un alto porcentaje para ganar la competencia electoral. Lo dicen ya varias encuestas, en las cuales el PRI se va hasta el tercer sitio. Gente del tricolor tiene estas encuestas y están analizando cómo revertir las tendencias.

Pero Silvano no la tuvo tan fácil, pues lo obligaron a negociar con todas las tribus perredistas, las cuales más que tribus parecen hordas, ya que como auténticos buitres se están disputando todos, absolutamente todos los espacios políticos y todas las candidaturas. Desde regidurías hasta diputaciones son materia de regateo.

En muchas localidades los perredistas tienen muchas posibilidades de ganar y van con todo. No se diga la Tierra Caliente, donde el panismo abandonó el activismo político y se encuentra muy mermado por la ola de violencia y de delincuencia que priva en esa basta zona del estado.

Ahí la lucha será entre el PRI y el PRD, al igual si surge alguna candidatura independiente que tenga arraigo entre los ciudadanos y nos proporcione una sorpresa. Eso sería agradable.

Pero también cabe lo mencionado líneas arriba. Si los candidatos fueron impuestos y producto de las negociaciones entre las dirigencias y las tribus perredistas, que no esperen buenos resultados.

Mucha gente se pregunta por qué el PRD no siguió con los procesos abiertos de elección de candidatos, donde toda la gente que quería participaba y eso demostró ser un buen ejercicio democrático.

Ahora todo se arregla como en los otros partidos, mediante convenciones y consejos. Y como pusiera el diputado indígena Eleazar Aparicio: “Pura farsa”.

 

 

 

 

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