Si nada más nos fijamos en los 21 homicidios y 16 heridos registrados por la prensa en Zamora-Jacona al cierre de las 22:00 horas del 19 de septiembre de 2020; o los dos suicidios en lo que va del mes de la patria, nos quedamos con un número nada más. Si intentamos pensar ¿Qué hay tras los 21 homicidios, entonces nuestros sentimientos y necesidad de comprender: ¿Qué sucede? Pueden cambiar un poco. Y es posible que hasta lleguemos a aceptar que “no sólo” son lastimados en sus vidas y bienes quienes “andan en malos pasos”, idea equivocada que nos facilita hacer caso omiso de estos hechos. 37 víctimas en estos 19 días de septiembre es mucho más que tres docenas.
Cifras
Llamado a reflexionar sobre lo que no dicen las cifras, haré la presentación numérica de homicidios y lesiones registrados por la prensa en Zamora-Jacona en el pasado mes de agosto de 2020: 70 víctimas de las cuales 34 son homicidios, 28 heridos y 8 ilesos.
Separando decesos y heridos (34 y 28) notamos una fuerte presencia masculina (75.8%) con una no tan reducida participación femenina (24.9%). Desagregando, los hombres componen el 76.47% de los fallecidos y las mujeres aportan cerca de la cuarta parte (23.52%).
Ahora, prestando atención a los espacios, Zamora anota 28 (82.35%) de las 34 muertes y 24 (85.71%) de los 28 heridos. En agosto, la violencia es marcadamente zamorana. Jacona tuvo menor presencia.
Mirando un poco más a detalle la distribución espacial en Zamora, por circunstancias que
la autoridad conoce, siguen llamando la atención zonas como Colonia Revolución-El Vergel
por su reducida población y su frecuente aporte a hospitales y funerarias: 6 casos de 62
(9.67%). Con mayor poblamiento y presente en estos registros: El Porvenir-Ramírez, 8 de
62 (12.9%) y la parte noroeste de Zamora (Altamira, Valencia, La Libertad) con 24 casos
equivalentes al 38.7% del total de muertos y heridos.
Otro elemento interesante de esa revisión es el uso preferente del arma de fuego con un 91.42% del total de casos, incluyendo los 8 ilesos. Destacan los calibres 9 y 40 mm. También Podría reconocerse una menor brutalidad pues sólo se registraron tres desmembramientos y en un evento no fueron asesinados cuatro niños.
Tragedias sin fín
Amigos y familiares recuperaron los cuerpos de Lunarda e Iván casi en la media noche del lunes 24; habían sido asesinados la tarde del domingo 23. Los estudios de Semefo y los penosos -y costosos- trámites cursados para recuperar los cuerpos aumentan más la pena para hermanos, amigos y familia. Por falta de conocimiento y exceso de desconfianza, la pregunta surge: ¿Si una persona muere a causa de heridas de bala y es suficientemente clara la causa del fallecimiento, por qué tardan tanto los estudios que realiza Semefo? Y junto a esa pregunta brotan muchas más: ¿por qué ninguna autoridad hace algo por agilizar esos trámites?
Para los vecinos es clara la causa de muerte pero este es el primer eslabón de una interminable sucesión que empieza con otra forma de violencia: policía, guardia nacional y unidad especializada en la escena del crimen acordonan la zona, recopilan indicios y “aseguran” el sitio. Tal aseguramiento no garantiza que los bienes de la familia no se pierdan. No afirmo que las policías roben, sólo digo que no es ninguna garantía que la autoridad tome posesión de esos escenarios.
Vecinos y familia reconstruyeron el evento:
Unos individuos ingresan pistola en mano, balean a Iván que muere en el lugar, mientras que a su mamá, Lunarda, es trasladada al hospital y fallece en el trayecto y primeros auxilios.
Ambos murieron a consecuencia de heridas de bala, pero hacía falta que un profesional forense precisara el calibre, la trayectoria del proyectil, los órganos lesionados, la hora del deceso y que emitiera un certificado de defunción. Sin ese certificado no es posible que otra autoridad selle y firme un acta de defunción, que es un requisito indispensable. La familia sufrirá otro tanto para lograr que la dirección del registro civil entregue el acta en mención.
Con ambos documentos y habiendo resuelto con dinero la compra del ataúd y demás servicios funerales, será posible -si se han pagado los derechos correspondientes a algún panteón- contar con una ficha donde se autoriza la sepultura. Obvio, habrá que cubrir los honorarios del señor albañil y de sus ayudantes, etc. etc.
Y no siempre se cuenta con recursos económicos y relaciones políticas para que se entregue el cuerpo del finado y se cumplan los rituales que nuestras creencias y afectos demandan: velorio, misa y sepelio con recorrido por algunas calles de la ciudad. En muchos casos, por falta de dinero y/o por temor, la velada trascurre sin amigos, sin familia. En soledad.
Todo eso sufren los hijos, hermanos, los amigos; más el estigma: “por algo lo mataron”.
La cifra de una muerte no es un número más, es el dolor que no termina.
Zamora, Michoacán, septiembre 19 de 2020, Día del Sismo Defeño
jlseefoo@hotmail.com