OPINIÓN: REFORMA EDUCATIVA: LO QUE SIGUE. Por Juan Pérez Medina (Red MovPAP).

 

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Todos los maestros de educación básica y bachillerato se han dado cuenta que en el nuevo régimen laboral que deviene de la Reforma Educativa de Peña Nieto y que se contiene en la Ley del servicio Profesional Docente (LSPD) es altamente atentatorio contra los derechos conquistados en más de 200 años de lucha obrera.

La LSPD es altamente lesiva e, incluso, se presenta en plena contradicción con el Artículo 123 Constitucional y sus leyes reglamentarias; al atentar contra la libertad de asociación y la acción sindical, pues no permite que el sindicato intervenga en la defensa de sus agremiados y mucho menos que lo haga ante las juntas de conciliación y arbitraje, las cuales están negadas para los trabajadores que se inconforman en la nueva normatividad, con lo que se niega al sindicato mismo.

Es atentatoria contra el derecho a la seguridad en el empleo, pues desaparece la contratación de trabajadores de base e impone nombramientos por tiempo indeterminado sujetos a la evaluación docente y otras causales para la permanencia. Todos los trabajadores que realizaron un movimiento de personal cualquiera (ascenso, permutas, cambios de adscripción, contratación, incremento de horas o doble plaza) en los últimos dos años y que contaban con nombramiento de base (código 10), por ese simple hecho pasaron a trabajadores con nombramiento indefinido (código 20), sujetos al nuevo régimen laboral de la reforma y no sólo aquellos que fueron evaluados.

Ante la ofensiva popular que desplegó la CNTE en todo el país, obligando al gobierno federal a sentarse a la mesa de negociaciones y trazar una ruta de salida a la crisis de ese momento la cual se había negado permanentemente; la burguesía más retrógrada salió a las calles para exigirle a su gobierno que no le temblara la mano y ejerciera mano dura contra el movimiento magisterial; lo que hizo que Peña Nieto regresara a su posición inicial de no ceder a la derogación de la mal llamada reforma educativa.

Estamos en este momento como al inició del anterior ciclo escolar, después de una de las batallas más largas y beligerantes que el gobierno ha desarrollado contra la CNTE en sus 37 años de vida y en la cual la acción directa de la burguesía ha sido uno de los principales ingredientes. La participación de los grandes magnates nacionales y la injerencia de no pocas marcas extranjeras ha sido una constante en la guerra del gobierno por imponer una reforma que la clase empresarial más voraz diseñó para que Peña la hiciera realidad y se lograra desmantelar la fuerza magisterial una vez que se había logrado desintegrar al SME y someter al movimiento minero nacional.

No se trata pues, como lo hemos repetido muchas veces, de un asunto educativo, sino de una acción de profundización del modelo económico neoliberal que pretende acabar con la fuerza organizada de los trabajadores en su intención de exacerbar la explotación de la fuerza de trabajo, limitar sus derechos, sobre todo a la huelga, aguinaldo, reparto de utilidades, capacitación, a la salud, a la jubilación, acceso a sus ahorros y a la seguridad en el empleo; además de asegurarse plenas libertades para apoderarse de los bienes nacionales mediante la más amplia flexibilización normativa que les de su completo dominio.

El que después de más de 100 días de confrontación no haya logrado que la reforma empresarial de Peña en la educación se mantenga, nos habla de una determinación que va más allá de las intenciones de la clase política desvelándose ante nosotros como una línea estratégica del

gobierno y la clase económica de la cual deviene. La lucha de la CNTE está pues en el marco de una confrontación más allá del gremio y tiene intereses que lo rebasan, situándose en la lucha de clases.

La CNTE tiene hoy la obligación de reconocer que las batallas que vienen deben ir más allá de lo puramente gremial y la solidaridad de los escasos contingentes independientes capaces de actuar solidariamente para pasar a una confrontación de dimensiones globales en contra del sistema y su modelo neoliberal. En este momento en que los contingentes más comprometidos han decidido realizar un repliegue táctico, es bueno que la reflexión nos lleve a entender la magnitud del problema y, por consiguiente, a accionar dimensionando la lucha.

Desde mi particular punto de vista, el gobierno ha logrado hacer aparecer el problema como un asunto educativo cuando no lo es y creo que la CNTE ha caído en esa estrategia. No lo es, y no es que no estemos en la disputa por el proyecto educativo, sino que la lucha se ha dimensionado hacia la defensa de por los derechos sociales conquistados con cientos de años de lucha y la sangre derramada decenas de miles de trabajadores en el mundo y por la defensa de los recursos nacionales y el derecho a la autodeterminación y la autonomía plena de los mexicanos con respecto a la economía global. Es pues una lucha estratégica por la nación, por echar abajo el actual estado neoliberal y avanzar hacia la construcción de un nuevo modelo de desarrollo, sustentado en su carácter social. Para decirlo más llanamente: se trata de detener la maquinaria capitalista y regresar por lo menos al modelo económico bienestarista Keynesiano hoy perdido. No es que comparta este modelo, sino que lo hago para explicitar la dimensión de la contra reforma económica en marcha.

La CNTE no debería distraerse en la intención de elaborar un nuevo modelo educativo, pues la disputa en este sentido está diariamente en las escuelas, sino en avanzar hacia las tareas estratégicas que le permitan enfrentar en mejores condiciones las batallas que vienen. Bajo esta perspectiva, es más que necesario integrar un grupo sólido de compañeros que se haga cargo de llevar a cabo la denuncia internacional y conseguir los pronunciamientos de otros sindicatos y organizaciones, lograr extender la solidaridad acompañando la acción nacional con acciones globales de lucha. Las tareas reclaman también la integración de un grupo mucho más amplio que se prepare previamente para visitar a los maestros de otras entidades para invitarlos a la lucha y, de igual manera, visitar a otras organizaciones y sindicatos con la misma intención en una campaña de información, denuncia e incorporación general por los derechos de los trabajadores de México.

El magisterio estatal debe además de exigir que el gobierno entregue ya los útiles escolares en todas las escuelas públicas y generalice los desayunadores y la entrega inmediata de equipos de cómputo y becas de apoyo a aquellos alumnos que por su condición socioeconómica lo requieren. Sería adecuado que se planteara la creación de nuevos internados de educación básica en por lo menos uno por municipio que pudiera albergar una población amplia de niños y niñas en todos los niveles educativos y, además de garantizar que los alumnos que demandan un ingreso en el bachillerato y la universidad sean admitidos sin reservas, ampliando la matrícula y creando villas universitarias para que se puedan alojar aquellos que lo necesitan.

Una plataforma inmediata como esta sería un avance extraordinario en la generalización de la lucha por una educación para todos con calidez y calidad.

La lucha debe extenderse y hacer que salga del rancio gremialismo, el enfermizo dogmatismo y la más ramplona acción irresponsable de aquellos que participan sin tener claro cuál es el papel del maestro en la acción colectiva y de aquel que lo hace para no hacer otras cosas que no le

gustan o no las sabe hacer. La lucha es de los maestros en verdad y no de aquellos que saben cobrar, pero que no saben cumplir como tales. No basta con parecerlo, se necesita serlo y eso reclama muchas virtudes o cualidades que no se dan por que sí. La lucha sigue… necesitamos no bajar la guardia, es indispensable lograr la derogación de la Reforma de Peña. Es por todos los trabajadores.

Un comentario sobre «OPINIÓN: REFORMA EDUCATIVA: LO QUE SIGUE. Por Juan Pérez Medina (Red MovPAP).»

  1. Solo no olvidemos que antes de ser profes. Fuimos niños alumnos…y antes de ser alumnos hay padres que piden no violen el derecho de los niños….así que no debemos quitar ese derecho a los niños de México….nunca jamás estarán las aulas y escuelas cerradas..el año escolar es de 200 o 185 días y el año tiene 365….porque no manifestarnos en otros momentos…

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