COLUMNA BÚSQUEDA. Por Andrés Resillas. PERIODISTAS MISERABLES

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La muerte de Rubén Espinosa y de otras activistas sociales en el Distrito Federal vino a darnos una bofetada para que regresemos a ver la realidad del país. Esto se está descomponiendo. El crimen organizado y la violencia generada también por las propias autoridades, está convirtiendo al territorio nacional es un escenario sangriento, donde ya nada nos asombra ni nos conmueve.

Pero es a los periodistas, un sector que necesariamente acompaña la guerra del gobierno contra los criminales y viceversa es a quienes han dejado en el total desamparo. Nos hemos unido a las condiciones de los sectores que padecen miseria y están desprotegidos.

Como dirían ya los políticos y académicos: somos un sector “vulnerable”.

Si los periodistas de la capital del estado tenemos condiciones laborales, profesionales y económicas muy lamentables, los colegas del interior del estado están mucho peor. Es triste observar como una profesión con un profundo sentido social se ha convertido en un gueto de miserables.

Conozco el Estado y a la mayoría de los periodistas. Me han contado sus problemas y sus padecimientos; ello me ha convencido de que debemos continuar con la lucha por mejorar las condiciones, pero no deja de decepcionarme el tipo de país que tenemos.

El sistema político que tenemos está totalmente corrompido, donde la demagogia y los intereses de grupo son los que prevalecen sobre los de la sociedad.

Los partidos políticos se han convertido en agencias de colocaciones; cada renovación de gobierno es lo mismo. Ilusamente el pueblo se hace de esperanzas de que esto va a cambiar, cuando la realidad indica que cada día nos hundimos más.

Me indigna y me duele la muerte de Rubén Espinosa. Un periodista combativo cuyo único pecado es tener una visión crítica de la realidad y de reflejarla en su trabajo periodístico.

Pero también me decepciona que a muchos colegas eso les vale madre y siguen su carrera de corrupción y de adulación al poder político. Ello mientras tenemos a una población cada día más miserable, golpeada por las injusticias, la impunidad y los arbitrarios.

Con Rubén Espinosa nos quitan también la esperanza en este país y de que se pueden cambiar las cosas. Que podemos mejorar y desterrar poco a poco todos nuestros problemas y lastres sociales. Pero no es así.

Otra cosa más triste es que los periodistas defendemos las causas populares, las víctimas, las injusticias, la corrupción, pero no somos capaces de defendernos a nosotros mismos. Por el contrario, criticamos todo y a todos. La crítica destructiva y de mala fue entre los propios periodistas está siempre presente.

Bien lo dice Rogelio Hernández: “somos una bola de alacranes”.

Estoy triste, decepcionado, derrotado. Pinche profesión.

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