Residentes de Apatzingán y Nueva Italia me lo informaron: el crimen organizado ya le respondió al gobernador Silvano Aureoles Conejo y que sus miembros no dejarán las armas. Así de simple y contundente.
Ello ante el anuncio del mandatario michoacano de que llegarán más de cinco mil elementos de las fuerzas federales para resguardar el orden.
Y es que el Valle de Apatzingán se ha convertido en un escenario de guerra de baja intensidad, donde los enfrentamientos y las venganzas están a la orden del día.
Los poblados de Antúnez y Parácuaro están sufriendo la pesadilla de estar rodeados por bandas de criminales.
En varios enfrentamientos, en plena plaza pública de Antúnez las balaceras han cobrado la vida de un número no determinado de personas, incluso los criminales amenazaron a la población de no informar sobre los enfrentamientos y sus funestos resultados.
En las comunidades rurales que rodean la ciudad de Apatzingán todavía existe una presencia importante de seguidores de los Caballeros Templarios y en especial del Chayo Moreno González.
Otro fenómeno importante, es que se está desarrollando una venganza entre los diferentes grupos de autodefensas, muchos de ellos infiltrados por los Caballeros Templarios, los cuales se están disputando los territorios.
Por un lado, la sierra es el escenario de enfrentamientos, debido a que las bandas de delincuentes la visitan para establecer cocinas o laboratorios que producen drogas sintéticas.
En el mismo documental de Tierra de Cárteles se observa como elementos de la Fuerza Rural están cocinando cristal con todo y uniformes.
Esto quiere decir que la delincuencia lo mismo está en la ciudad que en la sierra y que existe rivalidad con los otros grupos delincuenciales.
A la fecha no se sabe de todos los lugartenientes que tenía Servando Gómez “La Tuta”, así como de otros líderes criminales como Los Viagra y todos aquellos grupos que participaron en el desmantelamiento de los Caballeros Templarios.
El gobierno tiene que empezar a limpiar completamente las fuerzas rurales y las autodefensas, pues el caso de Huetamo, donde los policías eran los mismos delincuentes, se repite en la gran mayoría de los municipios.
Todavía la semana pasada en Ciudad Hidalgo detuvieron a dos policías municipales que se dedicaban a vender drogas, así de grave sigue la situación.
Por lo pronto la guerra está declarada: el gobernador Silvano Aureoles apuesta con las fuerzas federales a limpiar una vez más de delincuentes a Michoacán: ojalá y que no se trate de otro experimento cuyos resultados sea más sangre.
Hasta el momento solo escuchamos un «fuerte» discurso. La ciudadanía apoya y espera que se ponga ACCION a las palabras. Otras «bandas» que están desafiando al gobernador, son la de los ENCAPUCHADOS que se dicen estudiantes normalistas y la de los Cinicos Necios Testarudos mal Educados (CNTE) que se han ganado el repudio generalizado del pueblo trabajador, que diario se parte el alma para que los zánganos cobren sin trabajar. Ya es necesario que el gobierno les aplique todo el peso de la ley a éstos mal nacidos. Señor gobernador los michoacanos están ansiosos de que le ponga acción a sus palabras.