CRÓNICA: LA MUERTE DE JULIO CÉSAR CH. EN JARDINES DEL TOREO

POR ANDRÉS RESILLAS/PARTE 1

A las 21:22 horas del pasado 12 de agosto sonó uno de los múltiples teléfonos del 911. Era un hombre que desde la colonia Jardines del Toreo reportaba que había un hombre dentro de su casa que estaba robando.

La llamada provenía de una de las casas de la calle Ganadería del Rocío.

La alarma del 911 fue captada por varias patrullas de la Policía Municipal de Morelia, una de ellas fue la número 67 que hacía un rondín en la colonia Manantiales y que se trasladó de inmediato al lugar indicado por la operadora.

“Es un robo en progreso, es un robo en progreso” se repetía en el sistema de radio comunicación de las patrullas municipales.

Mientras eso ocurría la pareja que habitaba la casa donde había salido el reporte observaba a un joven agachado en un rincón de su cochera. Tenía en una de sus manos un objeto que producía unas pequeñas luces intermitentes.

El dueño del domicilio cerró con llave la puerta de acceso a la parte principal de la casa para evitar que el intruso entrara.

El hombre era Julio César Ch., residente de la propia colonia, quien el verse descubierto entró en desesperación por salir del domicilio, pero no podía. Tanto el portón de la cochera estaba asegurado con llave, como las bardas eran demasiado altas y no podía alcanzarlas para saltar.

Julio César Ch. quiso subir a una de las bardas: pisó uno de los maceteros para trepar pero no soportó su peso; en otro intento se sujetó de una lámpara y ésta se desprendió de la pared.

El dueño de la casa volvió a llamar al 911. Pasaban los minutos y nadie los auxiliaba con el intruso.

La Patrulla 67 llegó a la colonia. Sus tripulantes eran Julioarey S. y Juan Manuel J; la pluma de acceso al fraccionamiento se abrió al ver las torretas y la sirena abierta.

Pero detrás de ellos también ya llegaba la patrulla de la Policía Municipal número 013, con tres elementos femeninos abordo.

Los policías Julioarey S. y Juan Manuel J. bajaron de la patrulla a unos metros del domicilio indicado y observaron con precaución hacia adentro de la cochera, ubicando a Julio César.

Según el testimonio del dueño del inmueble, el hombre estaba desesperado y daba vueltas y vueltas por su cochera.

Los policías se identificaron y le pidieron al hombre que se entregara.

Julio César Ch. se sorprendió por la presencia de la policía y se alarmó, corriendo a esconderse en uno de los rincones de la cochera.

Para eso los miembros de la segunda patrulla ya estaban en el lugar. Una mujer policía metió la cabeza a la cochera y le dijo a Julio César Ch,. que se pegara a la pared con las manos en alto. Que no le harían daño.

Los dueños de la casa al ver la presencia de varios policías abrieron el portón de la cochera con el control remoto.

Julio César salió corriendo de la casa y chocó con los policías; el impacto le abrió paso a Julio César y siguió corriendo por la calle.

Al llegar a la esquina de Ganadería de Jesús Cabrera, Julio César viró a su izquierda, mientras que Julioarey y Juan Manuel J., lo perseguían gritándole que se parara.

Unos segundos después comenzaron los balazos. Tanto Julioarey S. como Juan Manuel J., habían accionado sus armas de cargo.

Fueron en total seis disparos. Tres de ellos impactaron la humanidad de Julio César: uno en el brazo izquierdo; otro en su pierna derecha y uno más en su parte toráxica: todos de frente.

De esos disparos, uno de ellos lesionó la pierna derecha del agente Julioarey S.

Hasta este momento de los hechos no hay controversia entre las versiones de la Fiscalía General del Estado y la Defensa de los Policías Municipales.

Tampoco hay debate de que Julio César portaba un paralizador eléctrico, el cual quedó a unos metros de su cadáver.

¿CUÁL ES LA VERSIÓN DE LA FISCALÍA DEL ESTADO SOBRE LA MANERA EN QUE PERDIÓ LA VIDA JULIO CÉSAR Y CUÁL ES LA DE LA DEFENSA? MAÑANA SE LAS NARRAREMOS.

Mientras tanto, Julioarey S. y Juan Manuel J. fueron vinculados a proceso judicial por el delito de homicidio calificado.

Hasta en tanto un Tribunal de Enjuiciamiento decide su responsabilidad, ambos gozan de la presunción de inocencia.

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