OPINIÓN. ¿TRANSICIÓN O TRANSACCIÓN? Por J. Luis Seefoó Luján

No deja de sorprender que Morena o, más bien, Ramírez Bedolla, en el equipo para formar el nuevo gobierno de Michoacán incluya a personas que “jugaron” en partidos contrarios, que compitieron  y pusieron en riesgo –para Morena- la gobernatura en este estado y/o que contribuyeron para que perdiera diputaciones federales.   

Un modo de entenderlo es  el esquema de  “pago por servicios” aunque, desde fuera, no se entiende cómo el Verde y Movimiento Ciudadano reciban compensaciones o se le “cubran facturas” cuando participaron abiertamente en contra de Morón y  de Bedolla.  

Los tratos de Morena y el  Partido Verde son muy pragmáticos, tal vez desaseados. En el discurso morenista, el Partido del Tucán es un aliado de López Obrador y las dirigencias de Morena lo presentan como “leal” en la cámara, pero localmente esa franquicia ecológica lanza sus propios candidatos a la alcaldía de Jacona y Zamora, a las diputaciones local y federal y a la gubernatura. El Verde no aportó, restó votos a Ramírez Bedolla. Y en otros distritos actúo de manera similar. 

No es claro por qué ahora en el equipo que formará el nuevo gobierno purépecha figuren Mercedes Calderón, excandidata de Movimiento Ciudadano (MC), y Marx Aguirre, aspirante a la alcaldía de Morelia por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ambas en ruda campaña contra Morena.  

De igual modo, si se trata (rá) de constituir un grupo de expertos en administración pública no se entendería qué hacen en el equipo de transición  las diputadas federal y local salientes, Yolanda Guerrero,  (Morena) y María Teresa Mora,   (PT). No se  objeta su capacidad como activistas políticas; no se cuestiona su disposición -cada una por su lado- para promover sus propias candidaturas, pero diseñar los planes y definir la estructura de gobierno es otra cosa.  

Tampoco se comprende -desde fuera- cómo Morena-PT pueden coordinarse si hace unas semanas se esmeraron para perder todos los cargos disputados en Zamora así como las diputaciones local y federal. Una de las causas -no la única- de la derrota de Morena frente al PAN es la división, la competencia entre Morena y el Partido del Trabajo.  

¿En la cabeza de qué estratega político cabía la posibilidad de obtener una mayoría de votos para Yolanda y/o Paulina frente al Prianrredé en el quinto distrito? La decisión de marchar cada quien por su lado fue una derrota anunciada de antemano. Y sigue siendo una tarea pendiente de Morena contar con una mínima organización partidaria. Llama la atención que contando con personas expertas y con suficiente liderazgo no sea posible construir una estructura menos volátil. 

Por lo visto, Morena – Partido del Trabajo, seguirán destruyéndose mutuamente. Antes, durante y después de la campaña, no cesa el “fuego amigo”.   

Sin sanar las heridas del proceso electoral escuchamos una parte de la (auto) valoración: en las elecciones del 6 de junio, el voto de castigo fue para Martín Samaguey, no para Morena” (El Independiente, Contra Corriente, 23-06-2021). Este tipo de versiones son incompletas, sesgadas y carentes de autocrítica.  

Los compañeros dirigentes de Morena que continúan sin lograr acciones unitarias (la actual, por ejemplo, para el juicio de los ex presidentes), deberían (mos) ser un poquito autocríticos. De verdad, ¿no escuchan lo que la gente opina, no “calibran” lo que las personas sienten? De veras ¿no se ponen pensativos con la debacle electoral en la Ciudad de México?  

El salto de los chapulines y el desgaste inevitable del compañero Presidente, Andrés Manuel, son factores que pesarán en el 2024.  

Por ahora, la formación del equipo de transición en Michoacán formado por Bedolla tiene un sabor de transacción y puede abonar una decepción anticipada.  

Zamora, Michoacán, julio 18 de 2021  

jlseefoo@hotmail.com  

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