No se puede tirar una tarraya apretujado y menos con las manos atadas, Alito Moreno se desmarcó de sus compañeros de pesca para poder lanzarla lejos y extendida; ahora comenzará a jalarla con la esperanza de atrapar las mejores presas. El cambio intempestivo de su discurso respecto de la moratoria legislativa que había pactado con los otros partidos de la coalición opositora para no proponer ni apoyar ninguna reforma del presidente, fue muy notorio y desconcertante.
Todos los proyectos de vida que había hecho durante casi dos años de poligamia con el PAN y el PRD, quedaron por los suelos cuando el PRI a través de la Diputada Yolanda de la Torre, presentó una iniciativa muy similar a la de MORENA, ampliando hasta el 2028 el despliegue de los militares en las calles para que continúe realizando labores de seguridad pública, organizadas operativa y administrativamente desde los mandos castrenses. iniciativa que al igual que la eléctrica, bajo juramento de sangre frenarían en bloque.
“Si tocan a uno nos tocan a todos” decía Alito días antes en un discurso efusivo y beligerante flanqueado por los dirigentes del bloque; este evento fue una bocanada de oxígeno fresco ante la andanada de audios que Layda Sansores publicaba, que lo desvestían de cuerpo completo y lo comprometían innegablemente en temas de corrupción y otros delitos graves que la fiscalía campechana está investigando y que fueron factores de división interna; pero Alito fue lo suficientemente habilidoso para proyectar la idea a sus detractores internos que, sin él, la coalición “Va por México” se desmoronaría; eso alarmó a la oligarquía y los aplacó; la abnegación de Marko Cortez y Chucho Zambrano de arroparlo en los momentos de mayor escándalo fue un chaleco salvavidas que evitó su destitución de la dirigencia tricolor.
Con todo y el desprestigio acumulado, el blindaje PRIANRED-PITEKUS lo salvó temporalmente de la tormenta interna, poco le importó utilizar como pañal desechable a sus aliados; el fuero y la trinchera partidaria que sigue ostentando, le permite seguirse defendiendo desde todos los flancos sin correr algún riesgo, con lo cual, ha ganado tiempo para construir calculadamente el contexto político correcto y pretender negociar impunidad.
El maquiavelismo y la perfidia de Alito no conoce límites, el proceso de desafuero lo puso contra la pared y se vio ante la disyuntiva de continuar al lado del PAN cuya alianza le ha dejado saldos negativos en términos electorales y que políticamente ya no le es rentable o hacer un guiño a MORENA votando juntos sus iniciativas y eventualmente evitar el desafuero y la cárcel.
Alito le asegura a Marko que la coalición no está rota que solamente está suspendida; la necesidad del panista de contar con el PRI es tanta como la necesidad que tiene MORENA de contar con la mayoría calificada para pasar las reformas de presidente; por lo que lo más seguro es que le crea y Alito se dará el lujo de apretarse el calzón para venderle su amor caro a los dos.
El otro escenario nos lo plantea la conformación de la comisión dictaminadora que revisará la solicitud de desafuero de Alito y otros, es extraño por decir menos, que la conformen cuatro miembros; dos de morena uno del PRI y uno del PAN, es decir, puede haber un empate. En un escenario hipotético con altas posibilidades que sea real, los dos votos de MORENA serán en favor del desafuero, el voto del PRI será en contra y la última palabra quedará en el PAN y en consecuencia la suerte de Alito; porque se convertiría en el fiel de la balanza, toda vez que el empate no está contemplado por el reglamento y sería suficiente para que el proceso no escale a la siguiente etapa. Por lo cual, el desafuero quedaría sin efecto y le harían lo que el viento a Juárez.
Si estoy en lo correcto ésta podría ser la razón por la que Alito al rompimiento le da nivel de temporalidad con la palabra “suspendida”, porque sabe que ante este escenario los panistas traen la llave maestra para hacerlo regresar en cuanto cumpla los compromisos que pudiera tener él o sus jefes con la cuarta transformación. Eso será una vez que se agote el proceso de desafuero, cuyos términos permitirán al PRI definir sin el estorbo del PAN-PRD su candidato al Estado de México y Coahuila y negociar, en todo caso, en una posición de fuerza y quedarse con la rebanada más grande.
La causalidad de la política nos obliga a la suspicacia y a concatenar hechos que están sucediendo y coincidiendo en tiempo y forma y que, eventualmente, pudieran conducirnos a un resultado; la hipótesis de que el caso Ayotzinapa, la suspensión de los audios de Alito y el anuncio de la alianza legislativa del PRI con MORENA para aprobar algunas iniciativas, es un nado sincronizado para replantear las relaciones entre el PRI y el gobierno bajo un esquema de mayor respeto. Solo el tiempo lo dirá.
El caso de Ayotzinapa, que en apariencia no se podría relacionar con estos escándalos, en la profundidad del análisis aparece como un fantasma, cuya silueta cuadra en el rompecabezas. Sólo hay que recordar que Murillo Karam tenía un jefe y ese era EPN, a quien la UIF también le dio un apretón de tuerca. Como jefe político del grupo Atlacomulco y de los más machucones del PRI, el expresidente tiene el antídoto para poner orden, Alito por sus ínfulas se andaba saliendo del guacal y puso en riesgo prácticamente a toda la clase política priista; bajo esta lógica lo pudieron ver disciplinado desde España para que le bajara dos rayitas, se salva él y salva a sus jefes; recordemos que el hoy senador Osorio Chong era el secretario de gobernación de la época. La lumbre anda muy cerquita; mejor flojito y cooperando; un poco de suerte y cuando salga la Tarraya a la orilla, descubre que se trajo los mejores peces y uno de ellos hasta con premio (una gubernatura el 2023).