OPINIÓN. LA ENCRUCIJADA POR EL Profr. Juan Pérez Medina (Red MOVPAP).

 

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El que mal empieza mal acaba dice un dicho popular y éste se aplica a la forma en cómo se ha realizado el relevo en el gobierno de Silvano Aureoles para la Secretaría de Educación. Alberto Frutis fue ungido en las oficinas de la Dependencia en medio de un fuerte dispositivo, después de haber retomado las instalaciones que durante meses habían estado en manos de los Trabajadores de la Educación a través de su sindicato. La semana anterior se comenzó a prestar el servicio al público bajo la permanente vigilancia de un nutrido grupo de Goes que mantiene rodeadas las intalaciones.

El nuevo Secretario de Educación llega en medio de un fuerte dispositivo de seguridad dispuesto por el Gobernador y retomando por la fuerza las instalaciones para intentar mostrar desde el comienzo que existe una determinación institucional de asumir plenamente la conducción de la Dependencia; lo que significa, por una parte, que hay una determinación del gobierno para imponer la reforma educativa en la entidad a pesar de la CNTE y, por otro, el desafío a la organización sindical, anunciando que no le temblará la mano para imponerse haga lo que haga.

De hecho esta es la principal lectura de la designación de Alberto Fruits, uno de los principales elementos de Silvano Aureoles en las acciones realizadas en lo que va de la actual Administración. Es responsable operativo de la implementación de la malograda evaluación en la entidad, así como de la integración de los Comités Municipales de Participación Social en la Educación que se han integrado en los últimos meses.

Por encima de apostar a un adecuado funcionamiento de la Secretaría de Educación, de lo que se trata es de avanzar políticamente en la tarea de debilitar la fuerza de la CNTE como el principal objetivo del gobierno perredista – peñista; lo que de lograrlo aumentaría sus sueños aspiracionales a la candidatura presidencial y, además, le mantendría la “canasta” presupuestal cercana de parte de Peña Nieto.

El atrevimiento para retomar las instalaciones de la SEE se da en medio de una situación interna de la Sección XVIII que ha alcanzado su momento más crítico, expresándose en un vacío en su accionar derivado de un débil liderazgo que en la persona del actual dirigente no ha podido consolidarse desde que fue electo en el pasado congreso seccional, en medio de una pugna que aún no termina y que se observa a cada momento en permanentes desencuentros y conflictos. La integración de las nuevas coordinaciones sindicales regionales son una muestra de esta confrontación interna expresada en la lucha por el control territorial del magisterio entre los representados por el actual dirigente y el grupo de los denominados “El Bloque”, sin dejar de lado a los que aún se mantienen en Morelia representando a grupos de poder alimentados por la corrupción.

En otro momento de la historia sindical del movimiento magisterial este hecho hubiera sido imposible, pero como dice el dicho, la ocasión hace al ladrón y el gobierno de Silvano se ha dado cuenta de lo que ocurre al interior de la Sección sindical para asestar un golpe político que, de no tener una pronta y contundente respuesta, será de graves consecuencias para la lucha magisterial en contra de la reforma educativa.

Es necesaria la respuesta sindical porque hay muchos asuntos laborales pendientes, como consecuencia de la aplicación de la nefasta reforma que mantiene sin pago a miles de trabajadores desde hace meses y a los egresados de las generaciones de 2014 y 2015 sin salario y sin seguridad en el empleo; además de decenas de miles de incidencias que no encuentran

respuesta adecuada por parte de la autoridad: interinatos devengados y no pagados, quincenas perdidas para las cuales la autoridad no tiene una respuesta adecuada y miles de trabajadores pensionados o jubilados que no encuentran un pronto finiquito de sus trámites pensionarios de parte de la Dependencia ante el ISSSTE y las compañías aseguradoras responsables de sus ahorros y seguros.

“Vine a poner orden” dijo en su primera entrevista a los medios el nuevo titular, cuando ha sido por más de 10 años parte del engranaje de los procesos de ordenamiento y reordenamiento administrativo intentado por lo menos por los 4 últimos gobiernos estatales en la SEE. ¿Quién puede garantizar que ahora esta afirmación sea sincera? “Vine a poner orden” y entró haciéndose acompañar de la fuerza pública para dejar constancia de sus afirmaciones, dejando claro a qué tipo de orden se refiere. Lo que está claro es que no se funcionará con los maestros y sus preocupaciones y aspiraciones, sino a pesar de ellos, como ha sido hasta este momento. Si los maestros pudiéramos mostrar nuestra inconformidad y nuestra molestia organizados de manera inteligente y como uno sólo, mediante un plan consensuado y sin equívocos y sin estridencias, otro gallo nos cantara.

El actual dirigente de la Sección XVIII debe convocar a las bases a discutir el plan a seguir para renovar el compromiso de la acción política en la lucha en contra de la reforma. Las estructuras sindicales deben convertirse en espacios de discusión y alerta permanente con la disposición de actuar en cualquier circunstancia. Es necesario construir la ofensiva que nos permita que las negociaciones sean en las mejores condiciones y, por lo tanto sean igualmente mejores los resultados.

Como parte de este plan, la dirigencia debería convocar a todos los cuadros políticos con que cuenta. Aquellos que se crearon con la génesis del Movimiento Magisterial y que no se han sumado a las fuerzas del gobierno. Y cuando digo a todos significa convocar a un encuentro estatal de todos aquellos que formaron parte de las anteriores dirigencias seccionales, para los cuales la única condición sea la de comprometerse con la derrota de la contrareforma del régimen en la entidad y en el país. Una convocatoria como está podría generar un amplio impulso a la unidad tan necesaria y una certidumbre a muchísimos compañeros de base, generando un incremento en las acciones políticas. El objetivo no sería solamente mejorar nuestro accionar, sino avanzar en el propósito de organizar al pueblo y orientar su descontento y malestar hacia las tareas políticas en contra de este régimen corrupto y represor.

En este momento, el magisterio debe llamarse a la reorganización para accionar de manera contundente y uniforme, manifestándose desde todos los centros de trabajo y convocándose a declararse en asamblea permanente.

Es un hecho insoslayable que necesitamos sacar de la actual crisis interna a la lucha sindical y una necesidad imperiosa de avanzar hacia la unidad con otro tipo de propuestas, pues sólo unidos y organizados, venceremos y podremos derrotar la soberbia del gobierno silvanista haciendo cierto el dicho de que el que mal empieza, mal acaba. Como así debe ser indudablemente.

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