Llaman mi atención los adecuados bautizos de las agrupaciones que protestan contra Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Sus nombres responden bien a lo que son, a lo que buscan: estorbar, frenar (FRENAA), al gobierno legal y legítimo de México; constituirse en un tumor (TUMOR, todos unidos contra López Obrador); son algo que daña, no construye.
Antes de continuar este escrito debo decir desde que posición me expreso: voté por AMLO; nunca he simpatizado o votado por el PRI, ni por el PAN, menos por la Unión Nacional Sinarquista –asimilada a Acción Nacional. No obstante, mis simpatías, no apoyo al gobierno de Morena sin distinguir acciones y/o propuestas que me parecen incorrectas, pero cuestionarlo no me lleva a una adhesión a la versión obscurantista que se instaló en el zócalo pidiendo la renuncia del Presidente.
¿AMLO dictador?
Con toda seguridad saben que mienten. Si bien, el gobierno federal –y los estatales panistas, priístas y perredistas- no han garantizado la libertad de opinar pues siguen ocurriendo desapariciones de personas, amenazas y homicidios contra periodistas, en general individuos y organizaciones han tenido libertad para expresarse, para manifestarse en plazas y calles. Obvio con restricciones como ocurre en este momento en el zócalo.
En otros tiempos serían impensable dirigirse y criticar directamente al Presidente. Como se dice popularmente: “AMLO ha aguantado vara” pues en las “Conferencias Mañaneras” o en la calle se le puede abordar sin imposición de temario. Más aún, con frecuencia sus interlocutores han sido muy groseros.
Periodistas que estuvieron al “mande usted” de gobiernos represivos ahora resultan muy críticos. Algunos que guardaron silencio cómplice en el caso Ayotzinapa o en la represión de Arantepacua, ahora se animan a cuestionar. No está mal, ´pero ¿por qué ahora sí?
¿AMLO nos lleva al comunismo?
La dirigencia de FRENAA (Lozano), “México Libre” (Fecal) o los de TUMOR (G. Quadri) saben que esa afirmación es falsa, pero muy “pegadora” y es parte de una campaña de desinformación a un nivel más amplio. Es “la gota de agua” que aplican cada segundo para construir un imaginario adverso al gobierno de Andrés Manuel. Repiten continuamente: “está destruyendo la familia”, “promueve los matrimonios homosexuales”, “legaliza el aborto”, etc. Los descalificativos se lanzan sin detenerse a pensar que esas transformaciones sociales están en curso en todo el mundo –con sus variantes- y que las uniones, matrimonios y el aborto no se están legalizando en México sin restricciones.
Quienes “pastorean” a esos grupos usan el “San Benito” del comunismo a sabiendas que nadie (menos el gobierno actual) se propone establecer la propiedad social en fábricas, tierras y demás empresas. Ni siquiera los diputados y senadores actuales procedentes de los partidos de izquierda imaginan un cambio de ese tipo. Lo que AMLO se propone es que las empresas cumplan sus deberes labores (pago de salario, cobertura de seguro médico, respeto al derecho de asociación sindical), que cubran sus impuestos, coticen en el IMSS y cumplan las normas ambientales.
Las grandes empresas evasoras no están felices aunque siguen haciendo su negocio porque se les invita –obliga- a cumplir sus obligaciones fiscales. Pero es tan “pegadora” la propaganda que el público llega a creer que sí, que efectivamente “AMLO quiere llevar a México al comunismo”.
No subestimar los tumores
No valorar FRENAA por número de ciudadanos establecidos en el Zócalo. Aun cuando muchas “casa de campaña” estén vacías, eso no importa, porque la mayor fuerza de esta expresión de la derecha mueve en los medios. La gran prensa que perdió ingresos en este gobierno seguirá trabajando a tono con las agencias norteamericanas para minar las bases sociales de AMLO.
Así, desde una posición crítica habrá que decir: “esta boca es mía” y aclarar, cuestionar la tendenciosa propaganda de esos tumores y frenos.
Zamora, Michoacán, 28 de septiembre de 2020
jlseefoo@hotmail.com