POR ANDRÉS RESILLAS
Viernes por la tarde. Llego a Nahuatzen procedente de Cherán. A la entrada del pueblo me encuentro una barricada donde un hombre con un paliacate se cubre medio rostro y me pide una cooperación. Es una barricada de seguridad. No se ven armas a la vista, pero es obvio que son vigilantes controlando la salida y entrada de ciudadanos.
Tengo que llegar al centro de Nahuatzen a pie, el paso me lo impide lo que queda de una camioneta incendiada. Son las muestras de lo que fue una batalla campal para disputarse la presidencia municipal.
Todo parece indicar que las elecciones del 7 de junio sólo sirvieron para dividir al pueblo.
No hay vigilancia en la presidencia municipal, está cerrada al público y a los inconformes se les olvidó dejar una guardia. Parece un pueblo fantasma pero no lo es. Algunos comercios del centro se niegan a cerrar, esperando a los pocos clientes que deambulan por este pueblo indígena.
Eso sí, hay letreros rasgados donde se alcanza a leer el rechazo a Miguel Prado, candidato electo, pero que fue rechazado por una parte de la población ¿mayoritaria? No lo sé, pero si capaz e detener la actividad de un intento de gobierno.
Busco a los líderes y no los encuentro. Nadie del famoso Consejo Ciudadano que me proporcione información de la coyuntura y de la posible solución.
También mi idea era platicar con el padre Francisco Martínez, ícono de esta tierra y que tiene mucha ascendencia entre los pueblos purépechas. Voy al curato y no lo encuentro. Tal parece que todo mundo en este pueblo no trabaja en viernes por la tarde.
Nahuatzen, al igual que Cherán cerró la ciudad y se organizó en fogatas, como punto de reunión para realizar asambleas ciudadanas. Sólo quedan vestigios de esas fogatas, paso por una esquina donde donce “Fogata Las Morras”, nombre que me da una idea de jovencitas y no de adultos ciudadanos.
Fue el 20 de octubre pasado cuando estalló el conflicto y más de mil ciudadanos tomaron la presidencia municipal. Secuestraron a varios funcionarios, como síndico, regidores y empleados.El gobierno del Estado respondió de manera violenta y en el enfrentamiento dos mujeres policías estatales fueron secuestradas y otros tantos ciudadanos inconformes detenidos.
La principal acusación es que las autoridades electas están vinculadas con el crimen organizado y algunos de ellos, como un tal Silviano son señalados como vendedores de drogas y extorsionadores, por lo que bajo ninguna circunstancia los quieren al frente del Ayuntamiento.
El notario Gustavo Herrera Equihua, con sede en Paracho acudió a Nahuatzen en esos días y dio fe de que más de mil personas decidieron constituir un Consejo Ciudadano para reemplazar al Ayuntamiento.
Desde entonces, este es un pueblo fantasma.
Ahora los dos bandos esperan las participaciones del dinero, que provienen del Gobierno del Estado y la Federación; el primero de ellos está quebrado financieramente y el segundo ni caso les hace.
Aquí, por lo que se observa, no habrá nuevo comienzo. Y el conflicto, ese sí será permanente.
Qué triste situación que está cundiendo en toda la repunlica Mexicana !!