“Las decepciones no matan, y las esperanzas hacen vivir”. George Sand. (1804 – 1876). Escritora francesa.
La angustia por la elección de los Estados Unidos de Norteamérica entre la candidata demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, fue evidente en una mayoría de los mexicanos.
Con el triunfo de Trump, las especulaciones sobre el futuro de las relaciones entre nuestra nación y los vecinos del norte, serán indudablemente pesimistas.
Se fortalecerá el temor por el posible regreso de los connacionales, cuando México no parece tener todavía las condiciones para recibirlos y ofertarles opciones de desarrollo. Con ello, se perderá también un porcentaje importante y todavía no cuantificado de remesas, que son fundamentales en entidades como Michoacán, donde en el 2016 llegarán unos 40 mil millones de pesos.
Claro está que asuntos que parecían intrascendentes y hasta ridículos podrían tomar forma, como la construcción de un muro que complique el paso de los buscadores del sueño americano; más aún, la advertencia del magnate Trump, de revisar el Tratado de Libre Comercio, por considerar que los Estados Unidos de Norteamérica, no son los más favorecidos.
Los resultados de los comicios del vecino del norte, hacen evidente que ese país quedará extraordinariamente fracturado por los discursos cargados de odio contra inmigrantes, especialmente los mexicanos, así como las mujeres, que manejó constantemente el candidato republicano.
La preocupación alcanza a otras latitudes en el mundo, ante las decisiones que pueda tomar el republicano en materia de política exterior, donde también hizo evidentes sus animadversiones.
Mientras tanto, los estadounidenses derrotados, aquellos que apoyaron a Hillary Clinton, estarán sorprendidos de que un discurso de odio, misógino y hasta racista resulte triunfador; finalmente Donald Trump sacó del closet a una buena parte de los gringos y hasta latinos, porque se considera que de menos un 30 por ciento de ellos, entre los cuales también hay mexicanos, votaron por el magnate.
Ante semejante escenario, el todavía presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama, tuvo que salir a destacar que independientemente de los resultados de una “elección cansada, estresante e incluso rara”, el sol saldrá mañana…
Me parece que hemos vivido como nunca antes, la elección de los Estados Unidos de Norteamérica y amanecemos con una terrible cruda y angustiante expectativa sobre el futuro inmediato.
Y sin embargo, por lo que hemos vivido en carne propia, aún queda la posibilidad de que Donald Trump no pueda llevar a la práctica la totalidad de su discurso, por el freno que le podrían imponer fuerzas políticas y económicas, incluso del mundo, así como el partido que lo postuló y que será finalmente el que tenga la mayoría en su diputados y senadores. Por lo pronto, que no muera la esperanza.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias. cmongem@hotmail.com