Por Andrés Resillas/
Los michoacanos oriundos del municipio de Tocumbo han invadido toda la República Mexicana y las principales ciudades de Estados Unidos con más de 15 mil paleterías denominada La Michoacana y que se han distinguido por lo exquisito de sus productos fríos.
Se trata de un auténtico ejemplo de emprendedurismo de los michoacanos y que inició en los años 50 del siglo pasado cuando comenzaron a surgir paleterías con un mismo nombre en la ciudad de México y en todo el país. Era La Michoacana, proveniente de este estado y con la calidad suficiente para conquistar los mercados.
Ahora, lo mismo podemos encontrar una paletería La Michoacán en el Distrito Federal, que en Monterrey, Tijuana o en Los Ángeles, Chicago, Las Vegas, Kansas City, Texas, Arizona, Washington, Miami, Nueva York y muchos otros lugares de los Estados Unidos.
Con este fenómeno se ubica al municipio de Tocumbo como la capital del mundo de la paleta. Producto elaborado con frutas naturales y de un sabor exquisito.
La proliferación de este negocio ha sido tal, que no existe un número exacto de cuántas paleterías La Michoacana y el último dato calculaba en más 15 mil establecimientos. Ahora La Michoacana ya es una franquicia y la manejan habitantes de Tocumbo.
También la imagen gráfica y los productos en que se sirven las aguas de fruta y los helados son comercializados por una empresa.
LA HISTORIA
La manera en cómo surgió La Michoacana y su diseminación en todo el país, fue investigada y publicada por académicos del Colegio de Michoacán. En un texto se incluye el estado de
“Hacia 1942, Rafael Malfavón Villanueva estableció una paletería en el propio Tocumbo, lo que dio oportunidad a que algunos de sus paisanos conocieran el tipo de negocios que se convertiría en su forma de vida. Varios años más tarde, uno de sus empleados, Ignacio Alcázar Pulido, extrajo cierta cantidad de dinero de la paletería y huyó con él a la ciudad de México.
“Después de incursionar en diversas actividades, Alcázar Pulido abrió una pequeña paletería y expendio de aguas frescas como en la que trabajaba en Tocumbo cerca de la antigua Penitenciaria de Lecumberri, a la que adornó con burdos pero coloridos dibujos de frutas. El negocio resultó ser tan bueno que no sólo poco tiempo después pudo pagarle a su antiguo jefe Malfavón Villanueva la «deuda» que había contraído, sino que le dio posibilidad de abrir otras paleterías en el rumbo en las que puso a la cabeza a familiares.
“Tal como ocurrió con las heladerías de los de Mexticacan, el éxito de estas empresas fue motivando a los de Tocumbo a abrir paleterias similares en diversos rumbos de la ciudad de México, y dado que requerían una inversi6n reducida, conseguían fácilmente apoyo financiero con sus paisanos pudientes y pronto se podían independizar. Se fueron abriendo cientos de paleterías en todo el país con nombres que recuerdan su querencia coma La Flor de Michoacán, La Flor de Tocumbo, Janitzio o simplemente La Michoacana.
“Así, para 1970, el 35% de las paleterias del Distrito Federal estaban en manos de tocumbenses. Sus paletas grandes, baratas y con pedazos de frutas son uno de los productos helados más populares en todos los rincones de México; y, sin procurarlo expresamente, han creado una imagen muy reconocida de sus establecimientos.
“A partir de la década de los setenta, los michoacanos tuvieron la energía para iniciar una nueva etapa de expansión que los ha llevado a establecer sus singulares paleterias prácticamente en todos los pueblos de la Republica y algunas ciudades de Estados Unidos, especialmente en California y Chicago. Esta expansi6n tan rápida se ha debido al sistema flexible de operaci6n de sus paleterias.
“Al igual que los mexticacanos, los michoacanos basan no poca parte de su prosperidad en los vínculos de parentesco y amistad que los mantienen unidos. A pesar del gran número de establecimientos que han abierto, prácticamente todos están en manos de parientes o paisanos oriundos de la zona occidental de Michoacán”.
Fuente: Rancheros y sociedades rancheras. Esteban Barragán López. Artículo: Rancheros en las ciudades. La organizaci6n productiva de los heladeros en Mexticacân y Tocumbo
Martin GonzéJlez de la Vara. Pág. 259