“Allá donde la moral y la religión son reducidas al ámbito exclusivamente privado, faltan las fuerzas que puedan formar comunidad y mantenerla unida”… Benedicto XVI. (1927 – ¿?). Papa de la Iglesia Católica.
En medio de grandes expectativas llegará a Morelia el papa Francisco el próximo martes 16 de febrero. Cientos de miles de personas se darán cita en la ciudad de las canteras rosas, para presenciar la primera visita de un pontífice a tierra de liberales, pero también de arraigados grupos de feligreses.
Desde el anuncio de su visita, el jesuita Jorge Mario Bergoglio ya motivó convocatorias a la unidad, a la esperanza y ojalá, también mejoras en algunas conciencias. Inspiró a decenas de personajes que han puesto a trabajar su capacidad artística para sorprenderlo con una canción, un bailable, un mensaje de paz o una de las diversas y hermosas artesanías michoacanas.
Otros feligreses invertirán sus ahorros para verlo a lo lejos en alguno de los estadios, Venustiano Carranza y Morelos, donde estará presente, o ya de menos en las laterales del recorrido que realizará en su papamóvil, para con la fuerza de la fe, esperar un milagro, fortalecer el ánimo para continuar la lucha por la vida eterna y sentir los latidos fuertes del corazón que permitan revitalizar la fortaleza de luchar en un mundo majaderamente inequitativo.
Miles de feligreses, de los de a pie, los que difícilmente se ubican entre la clase privilegiada, los que no saben y ni quieren entender que los líderes católicos no sólo realizan actividades pastorales, sino también políticas y vinculadas al poder; esa mayoría que suele tener la más grandes semillas de fe, verán al papa Francisco a través de los medios de comunicación.
Y sin embargo, el liderazgo que ha conseguido el sumo Pontífice incluso en el mundo laico, genera una expectativa enorme de escucharlo hablar de los temas que aquejan al país. Seguramente encontrará la manera de decir sobre los desaparecidos de Ayotzinapa y el resto del país, sobre la falta de oportunidades que motivan la expulsión de mano de obra a los Estados Unidos de Norteamérica, sobre la violencia que ha impactado a tantas entidades, incluido Michoacán.
Seguramente será enfático en las deudas históricas para con los indígenas, también por el reparto inequitativo de la riqueza y motivará a los religiosos para que se comprometan con mayor devoción y sencillez, especialmente con los desfavorecidos.
En razón de sus comentarios previos a su visita a México, donde pretende ser un misionero de misericordia y paz, el festival con jóvenes en el estadio Morelos de la capital michoacana, podría ser el escenario ideal. En fin, estamos a una semana para descubrir los motivos de la visita del papa Francisco a nuestro país.
Asunto terrenales.
Es evidente que su visita no será estrictamente pastoral. Las diferencias entre los grupos que componen el poder eclesial en México y la disputa por el liderazgo de la Conferencia Episcopal Mexicana, también son asuntos de interés de Jorge Mario Bergoglio.
Periodistas especializados en temas de la política Católica, advierten de una disputa que enfrenta el Pontífice con el cardenal Norberto Rivera y por lo que, el de Morelia, Alberto Suárez Inda, se ha convertido en el alfil del papa Francisco, en la búsqueda de sus intereses terrenales.
En el estricto caso de Morelia, es de lamentarse que a la fecha, prevalezca la opacidad o el desorden, en el reparto de los mil pases de que dispone el Arzobispo de Morelia, para entregarlos a su arbitrio, 500 en la bienvenida y 500 en la despedida del aeropuerto.
Los otros mil invitados, serán seleccionados por el Gobierno de Michoacán, entre funcionarios de primer nivel, diputados locales y federales, integrantes del Supremo Tribunal de Justicia y los presidentes municipales.
Pero, el listado del Arzobispado de Morelia simplemente no han querido transparentarlo. Suárez Inda se limitó a decir que “es muy difícil para mí saber eso, hay comisionados… Se están repartiendo en las parroquias, también en Álvaro Obregón, creo, Zinapécuaro y Charo, lugares aledaños que tengan más facilidad para acceder. Pero no, yo no tengo listas, yo creo que ahí es una rebatinga, y el que llegue primero alcanza”.
Evidente opacidad o desorden. Lo cierto es que hasta el momento el único grupo social que tiene su porción de pases para asistir al aeropuerto, donde los invitados no deben cumplir requisitos de edad o traer hábitos, son los empresarios.
Y está bien, que vayan; pero lo que resulta lamentable es que la gente que trabaja de manera cotidiana en apostolados o como “bienhechores”, no han sido considerados, a ellos no les han preguntado con puntualidad y hasta de manera personal, si quieren asistir. No, los únicos que han gozado de semejante atención, son los de la clase empresarial.
Por fortuna, aún está a tiempo el cardenal Suárez Inda de transparentar todo lo que sea posible, para que le ponga el ejemplo a quienes gobiernan. Ojalá.
Una petición.
Católicos o no, todos los que habitamos la hermosa ciudad de las canteras rosas, debemos poner en práctica paciencia y tolerancia durante la visita del papa Francisco. Ojalá tengamos presente que es un evento histórico y que adicional a lo pastoral, es también una buena oportunidad para que se hable bien de Morelia y Michoacán y eso nos conviene a todos.
Lo invito a ser un buen anfitrión, a ser solidario y a encontrar la manera de disfrutar de la presencia del sumo Pontífice y de los cientos de miles de visitantes.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.