Las versiones periodísticas que circularon días antes de que el gobernador Silvano Aureoles Conejo anunciara los cambios en su gabinete, no estuvieron tan erradas, sobre todo el cambio en la Secretaría de Seguridad Pública, con la llegada de Juan Bernardo Corona.
En todos acertaron, menos en la del Procurador de Justicia, Martín Godoy Castro, quien a pesar de todos los abusos cometidos y las ineficiencias en el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, sigue al frente de la dependencia.
Eso quiere decir que la influencia del Virrey Alfredo Castillo sigue vigente y que el presidente Enrique Peña Nieto quiere mantener el control de las dependencias de procuración de justicia, sin embargo, el saldo ya es negativo y Michoacán se enfila otra vez a ser un espacio de violencia y criminalidad.
El proceso de transición fracasó. El equipo de 800 funcionarios del Estado de México que llegaron con el Virrey Alfredo Castillo ya no está funcionando y muchos de ellos se han sumido en la ineficiencia y en la corrupción. En los últimos años Michoacán se llenó de empresas mexiquenses, las cuales se llevaron el dinero que mandó la federación.
El puerto de Lázaro Cárdenas, donde está como subprocurador Javier Ocampo, brazo derecho de Martín Godoy Castro es un infierno, pues los asesinatos están a la orden del día; qué decir de la Tierra Caliente, del Valle de Zamora y de la frontera con Jalisco, zonas donde la sangre ha corrido a raudales.
Fuentes policiacas nos confirmaron que el Cartel Jalisco Nueva Generación finalmente entró a la entidad michoacana y sostiene una guerra en cada uno de los municipios en los que existen células de Los Caballeros Templarios que sobrevivieron y siguen defendiendo sus territorios.
El gobernador Silvano Aureoles no puede cambiar a Godoy Castro porque es un compromiso con la Federación, la cual está financiando la mayor parte de los programas sociales que ejecuta.
Y el propio Martín Godoy Castro ha tenido que cambiar. Ya no es el arrogante funcionario que llegó con el Virrey Alfredo Castillo, sino que ahora toma decisiones tan absurdas como el de pedirle al juez que libere a los normalistas “por congruencia jurídica”. ¡Hágame usted el favor!
Silvano Aureoles tiene que tomar decisiones importantes en seguridad pública, porque se le está incendiando el Estado. Los criminales se está reorganizando y la violencia, repetimos, ya volvió.
En el caso de la Meseta Tarasca ocurrió algo positivo: las comunidades se agruparon y desterraron al crimen organizado con sus propios recursos y estrategias; en la costa y parte de la Tierra Caliente empieza a ocurrir lo mismo, pero el saldo será sangriento.
Los ciudadanos están reorganizándose y ante la incapacidad del gobierno por frenar lo que ellos llaman las “células criminales”, nuevamente nos veremos envueltos en batallas cruentas.
Si no replantea el gobernador sus compromisos con la Federación en un asunto tan delicado y explosivo como la seguridad pública y realiza los cambios necesarios, la situación se agravará. Ojalá y me equivoque. Si no, que Dios nos agarre confesados.