El año que está por terminar ha sido otra vez un mal año para la mayoría de la población. Ante una economía recesiva que crece escasamente, los empleos decorosos no abundan y los salarios decrecen, la pobreza y la violencia se han expandido. Por si fuera poco, la violencia se expande y, para países como el nuestro, la caída del petróleo, acabó ensombreciendo los discretos augurios de mejora de la economía en 2015.
Las promesas firmadas y tan cacaraquedas por el actual mandatario, Enrique Peña Nieto (EPN), de que durante su gobierno estaríamos ante un crecimiento sostenido, que alcanzaría el 6% anual, están cada vez más lejos, a pesar de sus reformas antilaborales y privatizadoras.
Si bien es cierto que en 2014 poco más de un millón de personas se agregaron a la población ocupada en México, la mayoría de ellos lo hizo en la informalidad (60%) o ganando entre uno y dos salarios mínimos y sin derecho a prestaciones o a la seguridad social; mientras que, por el contrario, los trabajadores de alto rango remunerativo (más de cinco salarios) disminuyeron en 2014 con respecto a 2013. Los que sí crecieron fueron aquellos trabajadores que ni siquiera cuentan con un contrato laboral, cifra que ya alcanza los 15.5 millones.
Sí estas cifras no son nada alentadoras, lo que nos ocurre a los trabajadores de la educación es mucho peor, ya que la reforma educativa de EPN ha pasado a cobrar sus primeras víctimas con los tres estudiantes asesinados en Iguala, Guerrero el 26 y 27 de septiembre y los 43 estudiantes desaparecidos ese mismo día. Los hechos suscitados la noche de esos días, se encuentra en el marco de las continuas movilizaciones por su derogación y, para el caso de los jóvenes estudiantes normalistas, de la exigencia del otorgamiento de la plaza de docentes al terminar sus estudios, y que la misma reforma les niega.
Siguiendo con las acciones de la Reforma Educativa, este año se llevaron a cabo los exámenes de ingreso al servicio en todo el país y se anuncia uno más para el mes de enero de 2015. Sin embargo, no todo es como lo cacaraquea la autoridad educativa, pues en todo el país hay denuncias de docentes que habiéndose ganado el derecho a acceder a una plaza concursada, hasta el momento la SEP no los ha contratado. Mucho de ellos, al encontrarse en las listas publicadas en el portal oficial del INEE dejaron sus antiguos empleos.
En la Entidad, las cosas van cada vez peor. A la galopante corrupción existente, evidenciada por la permanente venta de plazas y tráfico de influencias, habrá que sumarle la inoperancia o tal vez, la indiferencia o, peor aún, la complacencia y colaboración de los grupos sindicales para detener las medidas que de manera cotidiana se están desarrollando en las escuelas y centros de trabajo por parte de las autoridades para concretar las medidas que la Reforma demanda: plantillas ocupacionales periódicas, evaluaciones permanentes, etc.
Por otra parte, se encuentra la actitud de las autoridades educativas para negar, a la menor oportunidad, los beneficios a los que los trabajadores tienen derecho. Muchos de ellos vienen y van de manera recurrente de un lugar a otro, sin que nadie atienda sus reclamos. Por una parte están aquellos trabajadores que se jubilaron desde 2010 y a los que su compañía de seguros no les paga sus prestaciones porque el patrón, que en este caso es la SEE, ha venido reteniendo las aportaciones, no solo las que como patrón le corresponden, sino además, las que le descuenta al trabajador.
Peor aún está la situación de aquellos que han convenido con alguna empresa privada de carácter comercial o financiera para que la SEE retenga los descuentos por adeudo y los haga llegar al acreedor. La SEE ha retenido los pagos al trabajador, pero no los ha entregado a la empresa haciendo que a muchos de ellos, quienes ya han terminado de pagar, se les siga aplicando el descuento. Algunos llevan así por años y no hay para cuando esto se corrija.
De igual manera ocurre con aquellos a quienes se les adeuda. Salvo aquellos que son socorridos por alguna franquicia sindical, el resto está a merced de la impunidad de la SEE y sus funcionarios. Adeudos por meses de interinos, por plazas duplicadas, por programas compensatorios como son: Pacareib o ETC y otros.
Este año los maestros y las maestras están más solos que nunca. La reforma avanza y con ella la actuación impune de la autoridad sin que nadie haga nada por detener tales acciones. Entre tantos redentores no hay una política coherente que genere confianza entre los docentes y haga que se actúe con responsabilidad y al unísono. Solos ante la SEE, están siendo atentados en sus derechos y nadie hace nada. Pero no se diga que haya que actuar por consigna y en contra del derecho, porque ahí sí que la SEE y los grupos sindicales se hacen una y cometen una serie de arbitrariedades propias de los sindicatos antidemocráticos, corruptos y charros.
*Nos vemos el próximo año. Por estos días hay que descansar.
¡Felices fiestas!