“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”… Abraham Lincoln. (1808 – 1865). Político estadounidense.
Ante las diversas crisis que enfrenta Michoacán y que se han acentuado desde hace tres lustros, los discursos de los poderes estatales han encontrado conceptos fetiches que usan en cuanta oportunidad tienen; entre ellos destacan: Transparencia y Rendición de cuentas. Pero han agregado con singular facilidad el de: Austeridad.
El sólo hecho de que quienes ostentan el poder piensen en dichos conceptos, tendría que resultar favorable y tangible en algún momento, el problema es que se han quedado sólo en discurso y en alguno que otro intento de documento en el que enumeran una serie de acciones, pero, sin metas concretas; es decir, no hay un real compromiso. Así lo hicieron ex gobernadores como Fausto Vallejo Figueroa y el académico Salvador Jara Guerrero.
La semana pasada el Congreso de Michoacán y sus actuales 38 integrantes, aprobaron un “Punto de acuerdo” que “adopta medidas de austeridad, ahorro, racionalidad y transparencia presupuestal”, que presentaron legisladores de prácticamente todos los colores partidistas, muchos de los que por cierto, ya tienen bastantes años de vivir del erario público, lo que obliga a suponer que están experimentados y podrían hacer mejor las cosas.
Si bien es cierto que hay compromisos concretos y medibles como: “no se comprarán ni arrendarán vehículos” y “las estructuras orgánicas vigentes no deberán reportar crecimientos”, la mayoría son extraordinariamente ambiguos, lo que evidentemente demuestra que el único interés de los legisladores es mandar un mensaje de presunta empatía con el resto de los michoacanos, pero es sólo eso, rollo y saliva.
Y es que resultaría doblemente lamentable que semejante Punto de Acuerdo en aras de la austeridad, sea real; de ser así, ello evidenciaría una ignorancia e ineptitud de quienes ocupan una curul y de todos aquellos que han invitado a trabajar con ellos, a grado tal que son incapaces de ponerle números, metas claras y medibles a cada una de sus intenciones para que realmente puedan, alguna vez, presumir logros.
No concibo que haya tanta incapacidad o cinismo, así que ojalá sea un simple error por la premura y no una estrategia para seguir haciendo lo mismo que sus antecesores.
A continuación algunos ejemplos de sus metas de austeridad, para que juzgue usted mismo, estimado lector:
* La contratación de personal deberá reducirse al mínimo indispensable, sin detrimento del cumplimiento de los trabajos encomendados, aprovechando la fuerza laboral disponible de acuerdo a los perfiles ocupacionales y a las necesidades de la operación.
* Las erogaciones por concepto de materiales y suministros deberán reducirse al mínimo indispensable en el caso de papelería, útiles de escritorio, fotocopiado, consumibles de cómputo y utensilios en general.
* La contratación de servicios se limitará a los mínimos indispensables.
* Los gastos de ceremonial quedarán limitados a los estrictamente necesarios para el trabajo legislativo.
* Se reducirá al mínimo el otorgamiento de pasajes y viáticos para viajes nacionales e internacionales de carácter legislativo.
Sirvan estos cuatro ejemplos para evidenciar la debilidad de un punto de acuerdo en aras de la austeridad que aprobó toda una legislatura con sus actuales 38 diputados. ¿Y cuánto es el mínimo, el mínimo indispensable o los estrictamente necesarios?
Espero que la intención de los legisladores sea honesta y corrijan cuanto antes su punto de acuerdo para que le pongan metas concretas y medibles. Deben establecer cuánto gastan mensual o anualmente en recursos humanos, materiales y económicos, para que en razón de ello establezcan sus objetivos.
Y además, semejante punto de acuerdo debe publicitar los números vigentes para que cualquier ciudadano interesado pueda constatar si lograron o no sus metas o en qué porcentaje lo hicieron.
Parece un asunto sencillo, pero en la historia de la administración estatal no lo ha sido, prácticamente las mismas deficiencias presentan los Planes de Gobierno, que suelen hablar de mejoras en todos los ámbitos, pero no establecen parámetros; así que mejorar la educación, para ellos, podría palomearse como exitoso, si se construye una aula más.
En fin, ya veremos si la Septuagésima Tercera Legislatura quiere pasar del discurso a los hechos y pone la muestra perfeccionando su Plan de Austeridad o les siguen los pasos a todos sus antecesores sobre los que pesa un enorme sospechosismo de corrupción y opacidad.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias. cmongem@hotmail.com
Cuanto cuesta al estado el santuario político de intocables e ineficientes diputaos y su séquito de diez achichincles por diputado. Su elección es muy cuestionable, sobre todo los pluris. Pero su función, ya no digamos «legislativa», sino de «gestión de presupuestos», eso si que no cabe!!!!. GOZAN DE TODOS LOS PRIVILEGIOS Y NO HACEN NADA!!!, ADEMÁS SON ETERNOS; WILLY, JAIME HINOJOSA CAMPA, ETC.
Y no mencionan puntos de austeridad en sus SALARIOS, PRESTACIONES, GASTOS PERSONALES ETC., Y tampoco hay punto de acuerdo en su horario de trabajo, capacitación, exámenes de calidad de cada político, y entrega de hechos y resultados de su trabajo que les ha sido asignado.