JESÚS REYNA, EL GOBIERNO FEDERAL Y LAS MANIOBRAS POLÍTICAS
Por Andrés Resillas//
Para entender lo que viene pasando en Michoacán durante los últimos meses, es necesario regresar en la historia para conocer la criminogénesis en que estamos envueltos, merced a una descomposición social que tomó mucho tiempo para consolidarse, lo que implica también la necesidad de paciencia y constancia a la espera de resultados tangibles.
En el año 2001, las condiciones sociopolíticas de la entidad y, sobre todo, en materia de seguridad pública, se encontraban con cierta estabilidad, luego de un gobierno caracterizado por la obra y la disciplina presupuestaria. La deuda del gobierno apenas rebasaba los 150 millones de pesos y las autoridades estadounidenses a través de la DEA habían otorgado un reconocimiento por el trabajo realizado en materia de crimen organizado.
El primer domingo de noviembre de ese año se realizó la jornada electoral para gobernador, diputados locales y presidentes municipales, en la que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) triunfó con Lázaro Cárdenas Batel a la cabeza. El 16 de septiembre de 2005, luego del desfile conmemorativo de la Independencia y en el marco de la celebración de su onomástico, el director de Seguridad Pública de Michoacán, Rogelio Zarazúa Ortega, acudió a comer con su familia al restaurante Las Trojes, cuando un comando armado arribó al lugar, asesinando a uno de sus escoltas, para luego ejecutarlo a él y retirarse.
“Durante su gestión, el funcionario logró la detención de al menos 13 supuestos integrantes del grupo paramilitar de ‘Los Zetas’ y 30 más del brazo armado del cártel de Sinaloa. Por ello, no se descarta que el móvil de su asesinato fuera una posible venganza de estos poderosos grupos de narcotraficantes. Es importante señalar además que Guadalupe Sánchez Martínez, esposa de Zarazúa Ortega, quien comía con él al momento del ataque, fungía como vocera y coordinadora estatal del programa federal contra la delincuencia organizada, México Seguro.” (1)
Para entonces, el trabajo del gobierno federal en materia de delincuencia organizada era superficial y las organizaciones criminales operaban a su antojo, con la “debilidad institucional” de los demás órdenes de gobierno, que encontraban serias dificultades para enfrentarse a un fenómeno delincuencial de altas proporciones, en el que se percibía una sospechosa inoperancia de los órganos federales, responsables legales del tema.
Un año después, el 22 de noviembre de 2006, “aparecieron desplegados en dos periódicos de circulación estatal, en los que “La Familia Michoacana” daba a conocer su conformación como una empresa cuya misión es poner orden en la entidad, erradicando la venta de la droga conocida como Ice o Hielo, así como la extorsión y los asesinatos por paga.
La respuesta oficial de la Procuraduría General de la República (PGR) fue en el sentido de que se trataba directamente del brazo armado conocido como Los Zetas al servicio del Cártel del Golfo comandado desde la cárcel por Osiel Cárdenas Guillén”. (2) Ejecuciones y surgimiento de grupos criminales, se daban desde entonces bajo el manto protector de la impunidad, pues el gobierno federal prefería mirar hacia otro lado, mientras los líderes de la organización se hospedaban en lujosos hoteles de la capital michoacana, donde atendieron solicitudes de entrevista para medios nacionales.
Al año siguiente vino la elección para gobernador, ya con una organización criminal consolidada en el estado y que estaba decidida a incidir en el proceso para sacar provecho de la esfera gubernamental.
LO QUE PASÓ EN EL PRI
Para entonces se había dado una reconfiguración de las fuerzas políticas, sobre todo en el seno del Partido Revolucionario Institucional que, por primera vez, se veía como oposición en el ámbito estatal. Luego de la derrota de 2001, se dio una desbandada de cuadros partidistas que, en su mayoría, decidieron dedicarse a otras cosas, menos al fortalecimiento de su partido, por lo que tuvo que venir el ex gobernador Ausencio Chávez Hernández a tomar el timón de un barco que amenazaba con hundirse.
Con Jesús Reyna García como operador principal, Chávez Hernández logró que los priístas no se fueran al partido ganador, fenómeno que era previsible, de tal manera que comenzaron a construir el andamiaje para el futuro que estaba ya a tres a menos de tres años para las elecciones intermedias.
Mientras tanto, el grupo del ex gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí se replegó al ostracismo político, como cómodos observadores y después, a la hora de decidir candidaturas, se quejarían amargamente de que la dirigencia del PRI estaba “secuestrada” por el grupo político de Ausencio Chávez y después de Jesús Reyna.
Así las cosas, vino la elección para gobernador en 2007 y la candidatura la obtuvo precisamente quien había estado trabajando de manera permanente en el partido, con el obvio disgusto de los tinoquistas y los seguidores de Asención Orihuela Bárcenas, quienes siguieron como estaban, recluidos en sus espacios.
LA ELECCIÓN
Para ese momento, el grupo criminal de La Familia Michoacana se encontraba consolidado en Michoacán, sin que el gobierno federal pudiera o quisiera hacer algo por impedirlo, pues nunca se detuvo a ninguno de sus cabecillas y, mucho menos, se investigó la complicidad de funcionarios de la PGR o Policía Federal por su posible relación con quienes operaron impunemente lo que, curiosamente, tampoco ha ocurrido ahora, cuando la cacería de funcionarios se ha limitado al ámbito estatal y municipal.
Los candidatos al gobierno del estado fueron Salvador López Orduña (PAN), Jesús Reyna García (PRI) y Leonel Godoy Rangel (PRD). Hace apenas siete años de esa lucha política y, al igual que lo relatado anteriormente, tampoco hubo ni hay interés por investigar lo que pasó en ese proceso electoral, aun cuando la prescripción de muchos delitos que pudieron haberse cometido no haya surtido efecto.
Nadie se atrevió a hablar siquiera de la participación del crimen organizado en los comicios, mucho menos de realizar investigaciones. Vale la pena preguntarse aquí si Jesús Reyna, actualmente bajo proceso judicial, hubiera tenido relación con ellos ¿no habría sido precisamente ese momento para negociar a su nombre y no de otro, el apoyo para la jornada electoral?
Finalmente, el triunfador fue Leonel Godoy Rangel, quien habría de asumir el poder el 14 de febrero de 2008 y siete meses después convertirse en mudo testigo del atentado con granadas en pleno centro histórico, que enlutara a Michoacán por la muerte de ocho persones y las lesiones de otras 131.
HISTORIAS PARALELAS
Al mismo tiempo que Michoacán se sumergía cada vez más en la violencia, las ejecuciones, los secuestros, las extorsiones y la barbarie, se daba el crecimiento casi exponencial de la imagen del entonces gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto, lo que fue detectado por los otros grupos priístas, que habían abandonado el barco de su partido durante la tormenta, para acercarse y encontrar su filón de poder.
Ellos estaban entretenidos tejiendo fino para la lucha presidencial, mientras que en Michoacán se concretaba un acuerdo entre Fausto Vallejo y Jesús Reyna, previo a la elección interna, que ya perfilaba una fórmula con altas expectativas de triunfo, dado que en la ocasión anterior, ambos habían contendido de manera separada por el Ayuntamiento de Morelia y el gobierno estatal, respectivamente.
Ese acuerdo fue el que permitió que se consiguiera el triunfo con Fausto Vallejo a la cabeza y perfilaba a Jesús Reyna como sucesor natural lo que, por supuesto, no cuadraba con los planes de los que estaban más cerca de Peña Nieto que de Michoacán, de tal manera que el político de Huetamo se convirtió en una roca difícil de remover, a no ser que se acabara definitivamente con el proyecto político de ambos grupos al mismo tiempo. Había que pulverizarlos y fue así como se encarceló primero a Reyna García y se acabó después con el prestigio de Fausto Vallejo.
LA ELECCIÓN FEDERAL
No bien había tomado posesión como gobernador del estado, los grupos políticos de Fausto Vallejo y Jesús Reyna tenían enfrente el reto de la elección presidencial en julio de 2012 y hubo algunos que no se incorporaron de inmediato a la administración pública estatal, porque la instrucción era sacar adelante las aspiraciones de Enrique Peña Nieto.
Fue así como, con una estructura probada y ganadora, por primera vez en casi 30 años, un candidato presidencial del PRI ganó en Michoacán, lo que consolidó las posibilidades políticas de la alianza Vallejo-Reyna para darle continuidad al proyecto como se había planteado desde el 2011.
Sin embargo, Ascensión Orihuela Bárcenas entró en el paquete ganador y obtuvo el triunfo como Senador de la República, apoyado curiosamente por sus adversarios políticos, quienes consideraban que lo importante era ganar y después conciliar las diferencias. En el análisis de los hechos, se puede entrar al terreno de los silogismos hipotéticos de la siguiente manera: Si el gobierno de Fausto Vallejo ganó la elección con el apoyo del crimen organizado y su grupo político operó a en la elección federal de julio de 2012, luego entonces lo hizo también el presidente de la República.
De ser así, la madeja todavía tiene muchos nudos que es necesario desenredar y éstos se encuentran en la esfera del gobierno federal. Con todo lo narrado, el lector podrá sacar sus propias conclusiones, respecto a lo que motivó el encarcelamiento de Jesús Reyna García y el desprestigio de Fausto Vallejo Figueroa, mediante golpes maestros que pulverizaron a los dos grupos políticos más fuertes en el estado que, aunque aparentemente dispersos, siguen ahí, a la expectativa y podrían unificarse para tomar desquite.
(1).- http://www.michoacan.contralinea.com.mx/archivo/2006/octubre/htm/Zarazua_limbo.htm (2).-http://www.eluniversal.com.mx/nacion/146203.html
(3).- http://ciudadhidalgomich.es.tl/Historia.htm
(4).- http://cdhidalgomichoacan.es.tl/Inicio.htm