La rebeldía política de José Trinidad Martínez Pasalagua le costó la cárcel.
Su resistencia al autoritarismo del PRI y su deseo de crear una base social sólida, que fuera la principal beneficiada de la política, le costó ir acumulando odios y envidias.
Junto con un puñado de taxistas, en los años ochenta, Pasalagua decidió separarse del liderazgo de Miguel Corona Salto y emprender su propio camino, logrando crear una organización fuerte y representativa de muchas de las rutas de colectivos y del servicio urbano así como de cientos de taxistas.
Poco a poco la Comisión Reguladora del Transporte se convirtió en el bastión de los transportistas de Michoacán y no fue por obra de la casualidad. Pasalagua tiene un auténtico liderazgo dentro de los transportistas.
En todos los conflictos entre transportistas o que éstos fueran objeto de abuso de las autoridades, Pasalagua siempre salía hacia adelante, incluso contra gobiernos emanados del priísmo michoacano.
Al interior de la Comisión Reguladora del Transporte existe una estructura fuerte. La máxima autoridad es la asamblea general, que aglutina al 60 por ciento de los municipios de la entidad.
En Morelia existe una especie de coordinación general, representada por los dirigentes de las rutas de colectivos y de las organizaciones de taxistas. La cohesión es fuerte entre ellos.
Muchos, entre ellos los enemigos de Pasalagua, pensaron que el organismo se vendría abajo, pero no, todo lo contrario, la detención de su líder los ha unido mucho más.
Todos ellos coinciden en que el principal enemigo político de Martínez Pasalagua es el actual senador Ascensión Orihuela Bárcenas. El enfrentamiento entre estos dos políticos tiene ya muchos años y ahora se ha revivido por lograr el control del PRI estatal.
Algunos dirigentes del grupo de Pasalagua cuentan que cuando Chon Orihuela era dirigente estatal del PRI se registró un conflicto y los transportistas terminaron apedreando las oficinas del entonces directivo. “Jamás se lo perdonó”, admiten.
Ahora las aspiraciones de Chon Orihuela por ser el candidato al gobierno de Michoacán para el 2015, lo ha obligado a mover los hilos dentro del PRI estatal.
Esto coincide con la disputa que Martínez Pasalagua sostiene en el PRI estatal por el control de la CNOP desde hace varios años. Chon Orihuela logró que Emilio Gamboa Patrón, ex dirigente nacional de ese sector, impusiera a la nueva dirigencia y rechazó la propuesta de Pasalagua de realizar unas elecciones internas abiertas a los militantes para democratizar el sector.
Esa disputa le valió a Pasalagua muchas enemistades. Su rebeldía y deseo de que las decisiones fueran de los militantes, propició que en el PRI se le fuera rechazando.
Pese a ello, Pasalagua seguía siendo un referente dentro del PRI, pues fue el único dirigente que enfrentó a los gobiernos perredistas de Lázaro Cárdenas Batel y de Leonel Godoy Rangel. Los priístas, derrotados, fueron y se encondieron en la banca, mientras Pasalagua era la única voz de oposición.
Vino la candidatura de Jesús Reyna García y todo el priísmo trató de arrancarle la gubernatura al PRD, pero no lo lograron, entre ellos el propio Martínez Pasalagua, quien ordenó que se movilizaran todos los transportistas para apoyar a su partido, pero fue inútil.
Para el 2010, cuando se preparaba la elección de gobernador, Martínez Pasalagua rompió con los grupos de Jesús Reyna y de Fausto Vallejo y trató de armar su propia corriente dentro del PRI con otros dirigentes que no acataban el autoritarismo del PRI.
Tuvo que ser el dirigente nacional del PRI en ese entonces, Humberto Moreira, quien llamó a la ciudad de México a Martínez Pasalagua para convencerlo de que se sumara a los demás grupos y llegaran unidos. Martínez Pasalagua cedió y contribuyó a la victoria de Fausto Vallejo.
Incluso cuando muchos taxistas simpatizantes del PRD fueron a cercar la casa de campaña de Fausto Vallejo, Pasalagua se presentó con el doble de transportistas y los desalojó.
Pero lo que no se solucionó fue el control de la CNOP estatal, ya que Martínez Pasalagua se negó a entregar las oficinas de ese sector, las cuales se ubican en la entrada del edificio que alberga las oficinas centrales.
Esa acción ha mantenido la pelea por ese sector, pero Chon Orihuela comenzó a colocar a gente como Jaime David González Aguilar, ex dirigente magisterial en los tiempos del cacicazgo de Jongitud Barrios.
Desde hace dos años la CNOP está en manos de este personaje, quien desarrolla una estrategia de cooptación de transportistas que no están adheridos a la Comisión Reguladora del Transporte para alcanzar un contrapeso que le haga frente al de Martínez Pasalagua.
La estrategia es a nivel estatal. Incluso se atrevieron a proponerle al entonces gobernador Fausto Vallejo que todas las unidades que portaran una calcomanía con los colores del PRI y las siglas de la CNOP no fueran molestadas por las autoridades, aunque carecieran de la concesión respectiva.
Es decir, le estaban proponiendo al gobierno legitimar a todos los taxis “piratas”, que se cuentan por miles en todo el estado. Cuando Martínez Pasalagua se enteró amenazó con enfrentar a los taxis piratas, así tuvieran las calcomanías de su propio partido.
Y aunque jamás ha dado la cara haciendo alguna declaración en contra de Martínez Pasalagua, todos los transportistas de la Comisión Reguladora están convencidos de la autoría de Chon Orihuela en la estrategia con los miembros de ese sector.
Pero viene lo peor. Pues el grupo que controla la CNOP dentro del PRI ha prometido miles de concesiones a todos los taxistas piratas, así como el cambio de modalidad a varias rutas del servicio urbano, para que se conviertan en colectivos.
De concretarse tal promesa, aumentaría el número de colectivos en las calles de Morelia y se produciría una guerra entre las rutas. Es por ello que tanto la Comisión Reguladora del Transporte como la Alianza de Transportistas de Corona Salto y otras, ya manifestaron su rechazo a tal medida y amenazan con impedirla a como dé lugar.
Argumentan que debido a la excesiva entrega de concesiones durante los gobiernos perredistas, el servicio de transporte público está saturado y la incorporación de más unidades colectivas no sólo agravaría la situación, sino que significaría la quiebra del servicio, pues la rentabilidad sería nula.
El compromiso de la CNOP con el grupo de transportistas es tan serio, que muchos de sus miembros ya compraron unidades nuevas, último modelo, las cuales están siendo ya rotuladas para entrar en servicio. Se maneja que podrían ser entre 600 y 800 unidades colectivas. Nada más.
Pasalagua no está solo
El asunto no para ahí, pues Martínez Pasalagua desde hace varios años ha participado en el Frente Amplio Social y Sindical del Estado de Michoacán (FASSEM) que aglutina a varias organizaciones muy grandes, como el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial, así como de varios municipios, incluido el Sindicato Democrático de Trabajadores del Ayuntamiento de Morelia.
Actualmente Martínez Pasalagua es el dirigente del FASSEM. También es miembro del Frente Auténtico de Transportistas de Michoacán, que aglutina a todos los camiones del servicio urbano y suburbano, es decir, de toda la región central del estado.
Todos ellos, han manifestado su apoyo a Martínez Pasalagua. No así, su partido el PRI, el cual se deslindó públicamente, aún y cuando a Martínez Pasalagua no se le han demostrado los delitos de que se le acusan.
Ahora, el PRI se prepara para los comicios del 2015, junto cuando toda la presión del centro está sobre su estructura, pues desconfían abiertamente de todos, ya que muchos sí estuvieron vinculados al crimen organizado.
Pero la guerra está declarada y Chon Orihuela pretenderá ser el próximo gobernador de Michoacán, parte de su camino ya está despejado con la prisión a Martínez Pasalagua.
Sin embargo, el dirigente transportista tiene a sus afiliados a su lado y dispuestos a luchar, como dijo el presidente Enrique Peña Nieto en Chilchota “Hasta donde tope”.