La salida de Carmen Aristegui de la cadena MVS era inminente ante el injusto despido de Daniel Lizárraga e Irving Huerta, integrantes de la Unidad Especial de Investigación que la propia conductora había creado tanto en su espacio informativo de MVS Noticias como en su portal www.aristeguinoticias.com.
La violenta y desproporcionada campaña que emprendió MVS inmediatamente después del evento donde se inauguraba la plataforma www.mexicoleaks.com contra Carmen y su equipo denotaba no solamente un rechazo, sino el de aprovechar la coyuntura para desarticularlo.
Un asunto que debió ventilarse en lo interno, MVS lo hizo descaradamente público y gastó millones de pesos en inserciones en la prensa escrita nacional. Lo único que demostró era que ya había decidido terminar su relación con Carmen Aristegui.
Esta determinación se enmarca en el contexto histórico de la forma en que se ha desarrollado el sistema de telecomunicaciones en nuestro país, donde grupos económicos se apoderaron de las principales cadenas de radio y televisión siempre en complicidad con el presidente de la República en turno. Al PRI, principalmente, lo correspondió establecer esa relación de complicidad y corrupción.
El Gobierno Federal está consciente de la enorme penetración que en nuestro país tienen tanto la radio como la televisión, por lo que siempre tuvo el cuidado de otorgar concesiones a aquellos que le servirían a sus intereses. Recordemos aquellas famosa frase del entonces dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo “El Tigre” cuando dijo “Yo soy un soldado más del PRI”.
Eso explica porque Televisa controla el 70 por ciento de las cadenas de radiodifusión en este país y posee los principales canales de televisión abierta. Eso también explica porque el ahora presidente Enrique Peña Nieto utilizó a televisa como plataforma de propaganda para llegar a la presidencia.
Los grandes capitales de este país controlan nuestro sistema de telecomunicación y que se ha convertido también en un gran sistema de complicidades. La familia Vargas propietaria de la cadena MVS que tuvo el acierto de abrir un espacio de periodismo de investigación en sus estaciones de radio, seguramente recibió una fuerte presión por la forma independiente, crítica, investigaba y libre en que Carmen Aristegui estuvo trabajando.
Esa presión seguramente vino de la Presidencia de la República. Y lo hizo porque también Carmen Aristegui no solamente estaba teniendo una fuerte audiencia a nivel nacional, sino porque poco a poco muchos medios de comunicación internacionales la estaban tomando como referente de lo que realmente está ocurriendo en nuestro país.
Los escándalos de corrupción y de asesinatos masivos como los de Ayotzinapa tuvieron un costo altísimo para la reputación del gobierno de Peña Nieto y si en algo han sido sensibles los gobiernos priístas es a la fama internacional.
Ahora el gobierno no da la cara para censurar y cerrar espacios donde se ejerce la libertad de expresión; ahora son los empresarios quienes se encargan de ese trabajo sucio. Carmen Aristegui no se enfrenta directamente al presidente de la República como lo hizo Julio Sherer en 1976, pero lo cierto es que sí lo hace contra un poder político intolerante y censor.
Los periodistas, junto con la sociedad, tenemos la enorme tarea de abrir espacios de libertad de expresión en el sistema de telecomunicaciones, para que periodistas como Carmen Aristegui y su equipo continúen con su trabajo. La gente los va a seguir a donde ellos vayan. Esa audiencia se la han ganado a pulso.
En este asunto el que pierde es MVS porque millones de personas dejarán de sintonizar sus estaciones de radio por la mañana en todo el país; Joaquín Vargas no se dio cuenta de que el periodismo libre es un gran filón comercial y social para su empresa.
Pero no me quito de la cabeza la frase que en sus cursos utiliza mi colega y tocayo Andrés Solís cuando afirma que el verdadero periodista es incómodo, porque incómodo es el periodista crítico, cuestionador de las cosas, libre y comprometido con la sociedad.
¡Qué buen trabajo, Andrés! Y coincido plenamente en que Carmen Aristegui será la más beneficiada con su despido por esa audiencia, y sobre todo credibilidad, que se ha ganado a pulso, como bien dices…De tal suerte que lo que sigue para Carmen es continuar con su trabajo de manera independiente y llevarse su audiencia de MVS…Está ante su gran oportunidad de crear un medio propio y sentar un precedente de libertad en el ejercicio periodístico…En cambio, si volviese a aceptar ser «reinstalada» en MVS, ella sería la perdedora.
Muchas felicidades Andres, se intentará callar una voz, pero no cambiar el pensamiento de miles de mexicanos. Te saludo con aprecio a tu profesionalismo periodístico.