LA VUELTA AL PRI, EL REGRESO SIN GLORIA

Por: Juan Pérez Medina.

¿Y, ahora? Eso se han de estar preguntando los perredistas michoacanos ante las liviandades de su gobernador. Sabían que era apéndice del PRI pero lo toleraban a cambio de los favores de Peña Nieto para el Estado. Una cosa era serlo y otra muy diferente es decirlo; y en qué momento. Apenas unas horas antes del primer y desangelado debate presidencial, cuando todos los perredistas se alistaban a mirar el desempeño de su candidato panista, se enteran de que su gobernador de los aíres se ha sumado a la campaña de Meade Kuribeña.

El gobernador fue obligado a hacerlo para intentar darle fuerza a un candidato que no muestra posibilidades y que poco a poco se va quedando atrás en la contienda. Apenas 48 horas antes el sinvergüenza de Ríos Piter, el mismo que había entregado más de un millón de firmas falsas al INE para ser candidato independiente, había aceptado sumarse al PRI en esa misma intención de fortalecer a Meade.

Así el PRD recibe una puñalada mortal en la misma tierra que lo concibió, con lo que se convierte en un partido satelital, al más puro estilo de los desaparecidos PST o PARM, ya sin fuerza moral y política alguna. Si había costado trabajo aliarse al PAN en un proceso lleno de dolor y de rabia ahora, ¿cómo explicar su transición hacia el PRI de donde se desprendieron quienes integraron el FDN, que luego se convirtió en el PRD?

Duro golpe para los fundadores perredistas que aún se mantenían en ese partido, pues la mayoría ya lo había abandonado desde hace tiempo ante su postración al régimen y evidente corrupción de sus dirigentes. La declaración de Silvano es el regreso al origen de quienes en 1989 decidieron desafiar al PRI y enfrentarlo desde las urnas, inaugurando el camino hacia la apertura democrática y el fin del partido único. Y más que un paso hacia delante, lo hecho ayer representa la descomposición de una propuesta que no pudo cristalizarse y acabó en las profundidades de la putrefacción política.

Silvano había vendido ya desde hace tiempo su alma al régimen. No le fue difícil entregar el estado al PRI, porque su conducta no sabe de ideologías, ni de proyecto político de cambio, sino de proyecto personal y cuando mucho de grupo. No importa lo que haya que hacer, siempre y cuando sea para su provecho. Así ha sido su actuación hasta hoy al frente de su gobierno y, sin duda así seguirá.

El compromiso con Peña Nieto es de tal envergadura que no le importó sacrificar a sus correligionarios y dar al traste con el “Frente”, para anunciar su apoyo al candidato del PRI. Cierto que su hermano es el candidato de ese “Frente” y que por tal motivo la determinación de Silvano debería ser mucho más grave; pero seguramente en pocos días sabremos de su declinación a la candidatura al Senado y su traslación y acomodo en el equipo de Meade Kuribeña; pues estoy seguro que los Conejo no se quedarán en el PRD.

Si el PRI consideró posible que la manita de puerco hecha a Silvano le generará votos a favor de su candidato nacional está en un grave error y, lo más seguro es que la traición pública de Silvano solo sea una declaración que pasará desapercibida por el electorado nacional y a nivel local le irá mucho peor. En la entidad, los pasos de los Conejo beneficiarán a MORENA de tal forma que sus expectativas habrán de crecer en por lo menos 4 puntos porcentuales en sus posibilidades de triunfo electoral este primero de julio.

La declaración de Silvano no sale de sus convicciones, sino de su pago de cuentas a Peña Nieto por haberlo apoyado sin tapujos para que se convirtiera en el gobernador de Michoacán. Desde su paso por la Junta de Coordinación Política del Congreso de la Unión, había logrado acordar con “su padrino” Manlio Fabio Beltrones, apoyos extraordinarios a cambio de orientar el voto de los diputados de su partido a favor de las reformas estructurales. A la entidad llegaba con ríos de dinero que repartía a presidentes municipales, sindicatos e instituciones públicas locales para ir tejiendo su encumbramiento al Solio de Ocampo. En los días previos a la elección de 2015, el PRI dio la orden para que los votos fueran para Silvano, quien salió electo con la votación más alta de la historia moderna de la entidad, producto de una campaña que se definió en Los Pinos. Eso explica que en sus dos primeros años de gobierno, Peña Nieto haya estado tantas veces, al igual que sus secretarios de estado.

Silvano y los seguidores que aún le quedan han vuelto al PRI. Su regreso no es nada satisfactorio en lo personal y, podría vaticinar que su declaración de ayer es, ni más, ni menos, su sepultura política y con ella la de sus aliados, si es que aún le quedan algunos. Se irá defenestrado junto con quien lo encumbró en un salto al vacío que no se justificaba; al menos que sea por algo siniestro que igual podría tener costos muy altos, pero en un plazo mucho más corto.

Y la pregunta sigue en el aíre: ¿qué harán ahora los todavía perredistas? Lo cierto es que en la entidad, las aguas regresan a su cauce y el PAN tendrá su candidato al senado, dejando al PRD en lo más profundo del descrédito.

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