OPINIÓN. LA ELECCIÓN DEL PRIMERO DE JULIO Y EL CAMBIO POSIBLE. Por Juan Pérez Medina (CUT – Michoacán).

La campaña electoral más importante de la historia para la gran mayoría del pueblo mexicano iniciará formalmente el próximo 30 de marzo, viernes santo y próximo al sábado de gloria. Serán 90 días en que la gran burguesía nacional pondrá todo su empeño, como ha sido en las dos elecciones anteriores, para evitar que la continuidad se rompa en el escenario nacional.

El uso de todas las artimañas posibles estarán en pleno. Los medios de comunicación se desvivirán por demostrar otra vez que no hay alternativa al neoliberalismo y que cualquier atisbo de una posible es un paso hacia atrás, hacia el pasado, que vale decirlo, fue siempre mejor.

Tratarán de demostrarnos que sólo hay de una sopa que la que nos han recetado en los últimos 40 años: corrupción, saqueo, privatización, desempleo, precarización del trabajo, disminución de la calidad de los servicios de salud pública, amenaza constante contra los sistemas pensionarios, inseguridad laboral, pobreza y violencia y más violencia.

Pero insistirán que no hay de otra. Que cualquier otro camino es contrario al futuro. Qué AMLO representa ese pasado que ya nadie quiere y que ha sido la causa de nuestras desgracias. Tratan de engañarnos con el dicho aquel del ladrón que gritaba a la multitud señalando hacia otro lado “al ladrón, al ladrón”.

En su cinismo mayúsculo, Vicente Fox ha declarado que es culpa de Andrés Manuel López Obrador la situación en que vivimos, en su obcecada cruzada anti AMLO, no duda en declarar cada payasada, que no sólo lo denigra, sino que lo hace ver como lo que es: un perfecto ignorante.

AMLO nos dicen es el mal mayor, sin reconocer su responsabilidad histórica por todo lo que nos han hecho y lo que se han beneficiado de ello. Estamos en la antesala de una nueva versión del climax de la crispación, previo a lo que podría ser un terremoto social, cuyas consecuencias son terriblemente inciertas; pero una cosa sí es real, el estado previsor se ha preparado para lo peor; ha adquirido nuevo y más sofisticado armamento militar en los Estados Unidos y modificado el papel del ejército para actuar sin dilación y sin más en el momento que así se determine por el régimen.

Por sí hubiera algunos mexicanos valientes o suicidas que pensaran en otra vía diferente para cambiar el lamentable estado social actual. Ellos están listos para sofocar el descontento social que han provocado a costa de lo que sea, sin importarles la violación de los derechos humanos y las leyes nacionales e internacionales, pues para eso se han preparado ya y han llevado a cabo muchos ensayos “exitosos” a lo largo de los últimos años.

Las encuestas dicen que la gente que ha decidido votar este primero de julio piensa hacerlo por AMLO. La ventaja es amplia a días de que la campaña comience, pero nada garantiza que así vaya a mantenerse la situación en los próximos 90 días. La única garantía de ellos es estar, no sólo alerta, sino sobre todo actuante.

Hace días, los maestros michoacanos estuvieron en varios puntos de la geografía michoacana para repudiar los actos de precampaña del virtual candidato al senado por la coalición PAN-PRD-MC-PVEM que representa el ala más a la derecha de los dos polos que ésta tiene en la contienda (el otro es el PRI); entre las consignas que se coreaban y que inundaron las redes sociales se destacaba aquella que decía: “nos vemos en las urnas”. Hace apenas unos días la CNTE en su IV Congreso Nacional determinó que no apoyaran a candidato alguno y no participaran en la farsa electoral.

Entonces, ¿cuál es la opción? Cada día me convenzo más de que la CNTE no representa opción de cambio alguna. Al menos no lo observo por ningún lado. ¿Cómo habrá de concretarse esa consigna de “nos vemos en las urnas”, si no se irá a votar? ¿A quién beneficia eso? Al cambio es evidente que no.

A todo el pueblo le conviene el cambio. Lo necesitamos para detener el despojo de los bienes nacionales, echar atrás las reformas estructurales, acabar con la corrupción y la impunidad y detener la violencia y el crecimiento de la pobreza. Muchos dirigentes y referentes de izquierda tachan a AMLO de no proponer cambio alguno y eso es falso. Cierto que no vamos con él al socialismo, pero vamos con él a detener la profundización del neoliberalismo y eso es altamente revolucionario en un contexto como el que actualmente tenemos. Los que aspiran al socialismo y pretenden dar ese salto en lo inmediato están equivocados y además imposibilitados. La historia no se equivoca, nosotros sí.

En este sentido, invito a todos mis compañeros maestros, dirigentes sindicales, campesinos y de organizaciones sociales y a aquellos trabajadores sin empleo o sumidos en la precariedad laboral a sumarse a esta tarea estratégica en la actual lucha de clases y no sólo esperar el día de la elección, sino a volcarse activamente en la organización popular para continuar aumentando el caudal de votos a favor de la coalición “Junto haremos historia” que encabeza AMLO. El enemigo no duerme y nosotros no podemos quedarnos postrados o expectantes ante ello.

Sabemos que si no les alcanzan los votos están ya fraguando el fraude de mil maneras para detener nuestra ofensiva victoriosa. Sí vamos todos no podrán concretar su nueva canallada. Es hora de los trabajadores y la gente de bien de este país. Nadie debe dudar ni quedarse en casa. Iniciando la campaña hay que ponernos a caminar, a andar, a hablar y decir la palabra verdadera del cambio. Nada ganamos con permanecer a la espera. Que nadie se quede. Sumémonos sin dudar a la tarea de seguir sumando y organizando la promoción y la defensa del voto.

La familia, los amigos, nuestros vecinos y todos aquellos que son parte del pueblo deben saber que hay alternativa y que depende de nosotros; qué somos nosotros los únicos capaces de concretarla y hacer que cambie nuestro terrible destino que el neoliberalismo nos tiene preparado. Depende de nosotros hacer que la historia sea otra. Bien lo dijo el venezolano Simón Rodríguez, maestro de Bolívar el libertador: “o inventamos o erramos”.

Accionemos hoy y hagamos posible el cambio que para ser verdadero sólo necesita la organización y la determinación del pueblo y nada más. Vamos a derrotar al continuismo y a generar la ruptura contra el neoliberalismo sí y sólo si vamos todo el pueblo junto. La batalla cívica que iniciará el 30 de marzo es también un llamado de la patria a brindar esta batalla por la vía pacífica a fin de no desangrar al pueblo. Nos toca a todos. Pongámonos a andar. Es nuestra responsabilidad histórica.

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