Se estima que en México alrededor de 11.5 millones de personas padecen diabetes mellitus, y se calcula que más del 50% de quienes la padecen por un periodo mayor a 15 años tienen posibilidades de sufrir problemas visuales severos con elevado riesgo de perder la vista.
Según información del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dos de cada cinco pacientes desarrollan ceguera porque no tienen un control adecuado de la enfermedad. Por lo tanto, pueden presentar diversas complicaciones visuales, como cataratas, glaucoma y retinopatía diabética.
“Tales problemas suelen presentarse sin causar molestias o síntomas evidentes. Sin embargo, con un diagnóstico y un tratamiento tempranos es posible evitar la pérdida de la visión en más del 90 por ciento de los casos”, refiere el doctor Eduardo Corzo Buenrostro, director general del Centro de Oftalmología Diabética (CODIABET), ubicado en la ciudad de México.
En la población con diabetes, la catarata afecta en mayor proporción, de hecho, puede considerarse que el total de los pacientes va a desarrollarla en algún momento de su vida. A su vez, el glaucoma es 10 veces más frecuente que en las personas sanas y la retinopatía diabética se presenta en individuos con larga evolución de la enfermedad.
Cabe destacar que cuando los afectados llegan a la consulta con el oftalmólogo se encuentran en etapas intermedias o avanzadas, por lo que en muchos casos queda poco por hacer. “La falta de cultura en salud es la causa de que las personas no se informen a tiempo, pero resulta más grave que los médicos de primer contacto carezcan de los conocimientos necesarios y no los canalicen oportunamente con el especialista indicado”, afirma el doctor Corzo Buenrostro.
Respecto a las cataratas, el experto explica que son la formación de una opacidad en el lente natural interno del ojo (cristalino), la cual es progresiva y termina por nublar completamente la vista, impidiendo al individuo realizar sus labores cotidianas.
¿Cómo producen la pérdida de la visión? El cristalino debe ser transparente y su función consiste en cambiar el enfoque del ojo para ver objetos en diferentes distancias. “Al perderse la transparencia, se imposibilita que el paso de la luz se enfoque adecuadamente sobre la retina, lo que reduce la calidad y la cantidad de visión, hasta el punto de producir ceguera”, detalla el director del CODIABET.
En cuanto al glaucoma, refiere que se caracteriza por un daño irreversible al nervio óptico, lo que se acompaña de un aumento de la presión intraocular (responsable de la lesión) y una pérdida progresiva de la visión periférica (de reojo). “Ocurre por una acumulación del propio líquido que el ojo produce, ya que sus vasos acuosos se endurecen y ello impide absorber tal sustancia con la capacidad y velocidad de antes”.
Por otra parte, el doctor Corzo Buenrostro resalta que los niveles elevados de glucosa en sangre deterioran las paredes de los vasos sanguíneos de todo el organismo. Y los ojos se ven afectados en gran medida debido a que los poseen en una gran cantidad. “Cuando ocurre el daño, tales estructuras ya no son capaces de contener la sangre y los nutrientes que solían transportar, por lo que se fugan hacia la retina y ahí ocasionan hemorragias, así como depósitos de agua y grasas”.
Lo anterior da lugar a retinopatía diabética, complicación que se manifiesta en quienes han padecido diabetes durante al menos 15 años y no han llevado un control metabólico adecuado. En un principio provoca que las imágenes enviadas por la retina al cerebro sean borrosas o distorsionadas, pero cuando el padecimiento avanza pueden presentarse hemorragias y hasta desprendimiento de la retina.
Si bien se trata de padecimientos oculares complejos, con un diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado, la pérdida de la vista en las personas que viven con diabetes puede ser estabilizada y, en ciertos casos, restablecida. (Agencia ID) |