Gozar de una salud corporal y mental puede favorecer una práctica religiosa sana, un modo ser creyente no atado por el dolor, el sufrimiento y el fanatismo. En ese sentido, el Centro de Salud y Santuario son dos proyectos distintos pero posibles de coexistir en una sociedad civilizada.
De eso hablaremos en la plática de banqueta, mañana martes 28 de marzo de 2023, a las 10:00 horas en la proximidad del futuro Centro Comunitario de Salud Mental
En la superficie, la controversia actual se trata de presentar como “un conflicto religioso”. Se intenta montar un escenario de católicos zamoranos en desacuerdo con el funcionamiento de “un manicomio”, pero el Centro de Salud Mental será un espacio de consulta externa donde profesionales en la materia atenderán trastornos que aquejan a la sociedad zamorana y de una vasta región; trastornos (ansiedad, depresión, intentos suicidas) que ahora no hay suficientes especialistas y los que prestan servicios son casi inaccesibles para familias de recursos económicos limitados.
No es un asunto religioso. En el fondo se trata de dos proyectos político-culturales distintos en sus propósitos, enfoques y medios. En este escrito enlisto seis puntos que merecen ser reescritos. Uno (1) es la disputa por el patrimonio. Para el clero, vinculado a los negocios inmobiliarios, es prioritario que le reconozcan vía juicio civil la posesión de 1,765.42 metros cuadrados (Ocampo-Niños Héroes), apropiarse de la pequeña calle que limitaba al Santuario del Centro de Salud (sin referirse a ese hecho) y tomar las instalaciones del centro de Salud y el predio de 1710 metros cuadrados donde se desplanta.
Otra cara (2) de la controversia es la valoración del efecto multiplicador (económico) del santuario como detonador del turismo (y la economía zamorana) frente a la necesidad -y las posibilidades- de impulsar una política social que atienda la salud mental. Sin negar que el turismo religioso deriva ingresos hacia los servicios de hotelería, gastronomía, transporte y comercio -formal e informal-, no es menos cierto que Zamora, como un nodo de servicios de salud, por ese concepto, recibe ingresos importantes vinculados con su capacidad hospitalaria y, en general, por la atención médica.
Como parte de las (3) históricas diferencias Estado-Iglesia, la comprensión y atención de la salud reproductiva, el suicidio, la depresión y otros asuntos cardinales de la vida social, marcan fuertes distinciones. A reserva de abordar esto de un modo más sólido, anoto tres ejemplos: a) originalmente, el clero más conservador juzgó pecaminoso el uso de anticonceptivos orales y el dispositivo intrauterino (DIU); b) negó comunión y sepultura cristiana a los suicidas bajo el argumento de que sólo Dios puede disponer de nuestras vidas; y, c) para la alta clerecía, la depresión, no era una cuestión de salud, sino un alejamiento de las buenas prácticas religiosas.
De esa manera y contra los (pre) juicios de personas muy creyentes me parece que (4) los problemas emocionales derivados del confinamiento por Covid19; la angustia y depresión que desencadenan en viudas y huérfanos los homicidios de 1,739 personas y 941 heridos sólo en Zamora y Jacona en 2020, 2021 y 2022; los 2-3 suicidios mensuales; la adicción al “cristal”; el impacto a la salud emocional que desencadenan los más de 200 desaparecidos, son motivos suficientes para imaginar la urgencia de contar con un sistema público de atención a la salud mental.
Un aspecto no menos importante es que la Iglesia relacionada con los negocios inmobiliarios (5) se apropia de terrenos, lleva a cabo demoliciones, excava y construye sin cumplir los mínimos requisitos del reglamento de construcción municipal; sin, al menos, colocar un letrero que indique: ¿Qué se construye? ¿Quién es el responsable de la obra? ¿Y bajo qué licencia se lleva a cabo la obra?
Y (6) quizá reviste un alto nivel de irresponsabilidad inducir a sus fieles seguidores a oponerse con sesgados argumentos al funcionamiento del Centro de Salud Mental, contando para ello con la omisión del gobierno estatal y la complicidad del gobierno municipal.
Zamora, Michoacán, 27 de marzo de 2023
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