OPINIÓN. SANITIZAR, NO SATANIZAR. Por J. Luis Seefoó Luján

El lunes 19 de octubre la Comisión de Hacienda del Senado, en una sede alterna (un hotel), aprobó el dictamen enviado por la Cámara de Diputados para la extinción de 109 fideicomisos. Morena y PES lograron 9 votos y tuvieron un voto en contra. No participaron los senadores del PRI, PAN, PRD y MC. 

El presidente de esa comisión, Alejandro Armenta, expresó una  motivación muy poderosa de su decisión: “Nosotros acompañamos contundentemente al Presidente Andrés Manuel López Obrador. No vacilamos, no dudamos, tenemos un compromiso firme. La bancada de Morena encabezada por Ricardo Montreal tiene un compromiso ideológico, programático en el combate a la corrupción y acompañamos al Presidente de la República en la extinción de los fideicomisos” (La Jornada, 19-10-2020). Como se puede leer es un “argumento de colección”. 

Ahora, el miércoles 21 de octubre amanecimos con la aprobación por la LXIV legislatura de cámara de senadores del decreto de extinción de 109 fideicomisos. Morena, con aliados del Verde y de Encuentro Social, obtuvo 64 votos contra 39 y 65 frente a 51 más 2 abstenciones, en las votaciones general y particular. 

Un resultado similar ya era previsto en nuestros choros pasados toda vez que Morena tiene 61 escaños de 128 y juntos todos los partidos PAN, PRI, MC, y PRD suman 49 senadores. Así, con algunos de los 7 Verdes, 6 del Trabajo, 4 de Encuentro Social y uno “sin adscripción”,  no era difícil para Morena vencer sin convencer. 

Bien, ahora reenvío, la tercera parte del escrito más extenso que hice circular hace días. Sigo creyendo que para aclararnos el panorama y para sumar esfuerzos hacia la construcción de una posición debemos decir “esta boca es mía” y no esperar “a ver qué resuelve el senado”.  

El texto se compone de  dos partes: a) Fideicomiso de El Colegio de Michoacán; y, d) Sanitizar, no satanizar. 

Fideicomiso de El Colegio de Michoacán 

Con base en el informe financiero 2019 de esta figura llamada “Fondo de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico” del Colmich (clave de registro SHCP 20003891)  el periodo enero-30 de noviembre de 2019,  inició con  $12, 170, 059.30, cantidad a la que se sumaron $786,326.56 de intereses brutos y restaron $184,305.41  de gastos fiduciarios o  comisiones de manejo, éstos desagregados en dos rubros: $56,952.70 por honorarios de fiduciario y $127,352.71 por impuesto sobre la renta retenido por inversiones y comisiones por servicios bancarios). Así, la disponibilidad de recursos fue de $12,772,080.45 que en los medios se lee como “el Fideicomiso de trece millones del colmich”. 

Las operaciones enlistadas en el informe no permiten saber con certeza cuál es la fuente de esos ingresos denominados “aportación de recursos autogenerados”  que totalizan $11,041,985.69 en el lapso 2000-2016. El periodo indicado inicia con $18,050 bajo el concepto de “apertura de fideicomiso 2000” cantidad a la que se agregarían $120,000 (en 2001), $156, 565 (en 2002), $1, 923,124 (en 2003), etc. con la última cifra de $1,420,534.59, en 2016 procedente de aportes de proyectos. 

Verbalmente, los profesores del Colmich estamos informados que son colaboraciones comprometidas para la edición de  libros (libro del año que cubría el gobierno de Michoacán), financiamiento de proyectos y eventos de difusión. Otros ingresos son “rendimientos acumulados de recursos autogenerados”  por $5,374,929.20. 

Las deducciones llamadas “manejo de cuenta bancaria acumulado de recursos autogenerados” en 2000-2018  sumaban $1,555,591.80. Servicio algo oneroso. 

Entre las erogaciones sobresalientes y que me resultan más familiares destaco las siguientes: $2,246,000 invertidos en  el Proyecto Complejidad Social en el Michoacán de Hoy (programas videograbados y transmitidos en el SRT de Michoacá y siete videos editados); $1,168,000 y otros1,102,956.61para el proyecto “Michoacanistas”(7 libros ); y $450,000 más 267, 625.00 para el proyecto “Internacionalización Colmich-Centroamérica” (conferencias, visita de profesores de Centroamérica, videograbaciones). Estas  acciones superan los 5 millones de pesos ($5,234,581.61). 

Con este choro quiero marcar tres puntos respecto del fideicomiso colmichiano: a) no es un recurso que la Secretaría de Hacienda asigne año tras año al Colegio; b) se aplica en tareas de investigación y difusión académica; y, c) no logro  aclarar las fuentes , aunque “sí se nota” que no es dinero aportado por Hacienda o, al menos, no procede sólo desde esa Secretaría. 

Cabría ser autocríticos pues, para empezar, antes de esta coyuntura al interior del Colmich no sabíamos: 1) cuál era el monto del fideicomiso, 2) en qué se invertía, 3) quiénes integran el comité técnico y cómo son designados.; 4, no conocemos las reglas de operación delm”fideo”. Además, al interior de la institución no hay pleno convencimiento acerca de la prioridad de los proyectos en los cuales se han invertido recursos del fideicomiso. De ello no se infiere un uso “no académico”. 

Sanitizar, no satanizar 

Donde es posible -y necesario- hacer modificaciones al ejercicio es en la supervisión, que pide a “gritos”  información más “sonora”, más visible, más transparente. Empezando por la discusión, comunicación y aprobación de los proyectos por los cuerpos académicos. No es que la autoridad impusiera la temática de un libro o los asuntos abordar en una videograbación, no. 

Los profesores-investigadores decidieron con libertad qué y cómo escribir sobre problemáticas de Michoacán; ellos  precisaron que de la complejidad social, michoacana tomar como materia de estudio. 

De igual modo, para las grabaciones con invitados de El Salvador, Guatemala o Nicaragua (internacionalización colmichiana hacia Centroamérica), los investigadores definieron los contenidos de común acuerdo con sus pares convocados. 

Desde fuera no se entiende cómo es posible que profesores investigadores, alfabetizados parezcan “chamaqueados” por sus directivos –que son sus colegas-, pero en el Colmich siempre –no de ahora- se han aplicado esquemas algo personales, patrimonialistas, donde el profesorado –menos los trabajadores administrativos- tienen participación real. 

¿Qué sí deberá cambiar suficientemente? En el futuro -suponiendo que el gobierno federal no cancele el fondo sino el modo de operar- será saludable: a) que los integrantes externos del Comité Técnico y de Administración del Fondo no sean tan familiares al Colmich. La participación del LCP Julio Castellanos Ramírez, ex presidente municipal de Zamora, ex socio del PAN, ahora del Movimiento Ciudadano y del Dr. Jaime Hernández Díaz, ex rector de la UMSNH y ex alumno del mismo colegio (acá estudió su maestría en historia y el doctorado), se presta a suspicacia. 

En esa orientación -ser lo menos endogámicos posibles-, hallar un mecanismo tal que supere la designación de los integrantes del Comité por el mismo funcionario que maneja los dineros. Esta observación parte de la ignorancia y/o olvido de cómo y quién los nombra, pero -y sin afirmar que haya malos manejos- sanitizar (hacer más higiénica) la operación de los fondos  demanda que los “vigilantes” tengan un alto  grado de independencia  respecto de las personas que aplican los fondos. No es suficiente con que los miembros del comité tecno-administrativo sean profesionalmente solventes, es recomendable que no haya conflictos de interés. 

A estas “alturas del partido”, es inútil recordar que la iniciativa de López Obrador no apuntaba inicialmente a extinguir todos los fideicomisos sino a aquellos sin estructura orgánica.  

El texto oficial decía así: artículo 1). Se instruye a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, a la Oficina de la Presidencia de la República, así como a los Tribunales Agrarios, para que a la entrada en vigor del presente Decreto y en términos de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y su Reglamento, lleven a cabo los procesos para extinguir o dar por terminados todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal en los que funjan como unidades responsables o mandantes (DOF, 2-04-2020). 

¿Qué sigue? La cámara de diputados aprobó -no holgadamente- la extinción de los fideicomisos; la de senadores, también. Por el lado gubernamental, falta hacer adecuaciones a algunas normas y, sobre todo, asegurar que se cumpla la promesa de no dejar de fluir los recursos para desastres, salud, deporte, investigación, etc. y  generar las reglas de operación en cada institución para la aplicación de esos fondos. Por otra parte, lloverán los amparos y otros mecanismos que cuestionan, se oponen a la medida ya aprobada. 

Parece que “todo mundo” coincide en que para curar un dedo no es necesario cortar toda la mano. Si en los centros de investigación, salud y demás, estamos convencidos de las bondades del fideicomiso o de otro formato, no habría que ceder en sostener con claridad y firmeza nuestros argumentos. La investigación y docencia de alta calidad cuesta y los profesores-investigadores no estamos exentos de rendir cuentas. 

Zamora, Michoacán, octubre 23 de 2020 

jlseefoo@hotmail.com 

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