En la universidad nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo. Sin embargo , es lo primero que olvidan los que , por un periodo determinado , dejan de ser docentes para pasar a burócratas.
En las últimas semanas, esa sensación previa de optimismo dio paso a la inquietud, al ver la escena política universitaria alcanzar nuevas honduras de disfunción. Los docentes de la universidad han padecido ataques que no tienen punto de comparación desde la era jarista .
De.nuevo la ausencia de liderazgo en la universidad implica que tras cuatro años de Medardo , continuamos en esta administración con la disrupción en la relación laboral. Por momentos cultivé la ilusión de que estaba próxima una era de cooperación constructiva en los asuntos académicos y laborales .Pura fantasía mía
Es bien verdad que odio paros .Son inútiles , viscerales. En pandemia suman a la sensación de prisión propia al confinamiento.Odio la inutilidad . La energía mal gastada . La agitación sin rumbo . Para acabar todo , en nada . Cómo cada año .
Pero, por otra parte odio, también, que me roben , que mientan , que se escondan detrás de la opacidad burocrática . Porque eso es lo que es el impago de trabajo y prestaciones devengadas : un robo. Un robo hecho por personajes grises , que como los bulliyes , son violentos cuando huelen debilidad y, cobardes cuando no les tienes miedo. Un robo hecho con un real cinismo. Un robo que achica a la universidad . Que humilla a sus trabajadores y docentes. Que mina el poco de confianza que permitía un dialogo entre las partes.
Es verdad, también, que la UMSNH no es la única universidad que se ha “achicado”.
La(s) universidad(es) públicas en general se han «achicado». Recortes , más viscerales que necesarios, visiones del siglo pasado , liderazgos débiles en la capacidad de gobernanza y, fuertes en la represión, simulaciones y mediatización , han contribuido para ese «achicamiento» . Que se traduce en la ausencia de espacio de maniobra frente a las ocurrencias políticas ; en la » normalización » de pactos internos , en la opacidad burocrática y presupuestal y, en la impunidad de las autoridades
Claramente, deberíamos reconstruir con más igualdad de oportunidades la universidad adaptada a la era post Covid 19. Muchas comunidades académicas , tanto en Michoacán , y otras partes del llamado primer mundo no se verían desplazadas en un país pobre: escuelas decrépitas, mentalidades de campanário, infraestructura en ruinas y/ o obsoleta , y crecientes niveles de disfunción organizativa , que incluyen inseguridad laboral y cierre de oportunidades de desarrollo personal .
Tomar acciones propositivas para defender los derechos laborales de docentes e investigadores , no es sólo hacer lo correcto, dado los considerables riesgos a los que se enfrentan las IES en la era de la Covid 19. Tomarlas también redunda a favor de los intereses de los proyectos desarrollados, de la calidad de la enseñanza y de la competitividad académica
La actual desigualdad en la disponibilidad y el despliegue de apoyos a las instituciones de educación superior y centros de investigación es muy marcada.
Por otro lado , acertar en lo que se debe hacer para resistir a este proceso de ahogamiento de la universidad , no será nada fácil. Algunos movimientos de lucha ,son esenciales si los universitarios e investigadores quieren evitar vivir aislados en estruturas que cada vez más se acercan a «colonias penitenciarias » , teniendo una mentalidad acorde con dicho encierro.
Lo que deberían anunciar es medidas adicionales con el propósito de facilitar, un “acceso más asequible y equitativo a la educación » , en la era de la covid . Con el fin de luchar contra la deserción escolar , contra la inseguridad laboral, contra el empobrecimiento cultural, contra la debilitación del conocimiento científico . Pero, no. Están empecinados en destruir lo poco que se había logrado .
Ante esta situación sólo me resta luchar para construir sinergias y colocar un final a la guerra eterna contra la universidad.