OPINIÓN. «LA SUPREMA CORTE DE TRUMP» Por Teresa Da Cunha Lopes

La sentencia final de la Suprema Corte de EE. UU. (SCOTUS) sobre el «Travel Ban» (la orden ejecutiva que restringe la entrada a musulmanes de países específicos, Chad, Iran, Iraq, Libia, Siria, Yemen además de ciudadanos de Corea del Norte y de Venezuela) aprueba, por 5 votos contra 4, la “doctrina” Trump, tal como se encuentra enunciada en la tercera versión del “Travel Ban”.

El proyecto aprobado en el caso TRUMP, PRESIDENT OF THE UNITED STATES, ET AL. v. HAWAII ET AL., redactado por el presidente de la Corte (Chief Justice) Roberts afirma que el «Immigration and Nationality Act»: «exudes deference» para con el presidente y le confiere poderes» to make decisions whether and when to suspend entry, whose entry to suspend, for how long, and on what conditions».

Roberts va más allá al afirmar que la orden ejecutiva sobre las restricciones de entrada «falls well within this comprehensive delegation» y que las provisiones incluidas en el «»Immigration and Nationality Act» le dan a la Presidencia total discrecionalidad en decisiones referentes a cuestiones migratorias (“its plain language, §1182(f) grants the President broad discretion to suspend the entry of aliens into the United States»).

Al legitimar el “Travel Ban” que en realidad todo el mundo civilizado interpretó y lee como un “Muslim Ban”, la Corte acepta los “principios” del racismo y de la discriminación por motivos de religión ( me refiero a otras creencias que no la versión fundamentalista religiosa de la base electoral de Trump) como criterios con validez “jurisprudencial”.

Ahí les dejo el enlace del texto de la «opinión «de Roberts y de la «ponderación» del principio del racismo como fundamento de una doctrina migratoria contra los argumentos de libertad religiosa de la sentencia impugnada por la Casa Blanca y que se origina en la Corte de Hawái :https://www.supremecourt.gov/opinions/17pdf/17-965_h315.pdf

TRUMP GANÓ, todos perdemos. Este es el resumen al final del día del elaborado texto de Roberts. Trump ganó por 5 votos. Todos perdimos por 4 votos.

La Corte, ahora con mayoría conservadora, después de la nominación de Neil Gorsuch, acaba de dar a Trump la luz verde para aplicar su política racista antinmigración. Malas noticias para la comunidad de latinos frente a la actual situación en la frontera norte.

A partir de la sentencia TRUMP, PRESIDENT OF THE UNITED STATES, ET AL. v. HAWAII ET AL. es de esperar un cuerpo de decisiones judiciales en que esa íntima conexión entre derecho y política, fruto no sólo de la formación ideológica de los jueces de las Supremas Cortes , sino también de las formas (políticas) como acceden a la Corte, reforzará la «doctrina» Trump y validará sus decisiones ejecutivas en materia migratoria.

No podemos, también olvidar que cada sentencia que sale de esta «Corte Roberts», transformada después de la designación de Neil Gorsuch en la «Corte de Trump» tiene enormes implicaciones políticas .

El país que a partir de hoy se transformó en los «Estados Unidos de Trump», tiene ahora los dos precedentes jurisprudenciales – esta sentencia referente a la cuestión migratoria y la sentencia Masterpiece Cakeshop, LTD et al v, Colorado Civil Rights Commission et al. – sobre los cuales «construir » políticas discriminatorias de corte supremacista que además privilegian la «interpretación bíblica» de fundamentalistas cristianos sobre el derecho.

Al dotar Trump de la justificación «jurisprudencial», los jueces de la mayoría conservadora de SCOTUS nos recuerdan, una vez más, que las Cortes no son asépticas, o sea, que tienen una cierta “pre-comprehensión” de la política.

Votaron a favor: Roberts y los Jueces conservadores, Anthony M. Kennedy, Clarence Thomas, Samuel A. Alito y Neil M. Gorsuch. En contra, los cuatro jueces liberales.

Sería interesante, a título de reflexión final, observar como esta particular imbricación de la política y del derecho también se observa en las decisiones de nuestra SCJN. Como en su día lo afirmé (Ver, http://hn.globedia.com/el-legado-del-presidente), el verdadero legado de este sexenio no serán las reformas estructurales, sí la

determinación de la composición de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para los próximos 15 años. Con efecto, el bloque de los tres nuevos ministros de la era Peña Nieto, establecieron nuevos equilibrios al interior de una Corte dividida pueden, o bien reforzar el carácter garantista de la SCJN, o bien reenviarla a un pasado que nadie quiere recordar.

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