OPINIÓN. CAMPAÑAS POLÍTICAS: DEMAGOGIA Y ENGAÑOS CON MULTITUDES

POR ANDRÉS RESILLAS

La polarización política que vive el país y en Michoacán están provocando una efervescencia política pocas veces vista.

Los que están con el proyecto político de MORENA  y el presidente Andrés Manuel López Obrador y aquellos que lo rechazan.

Esa fraticida lucha propicia que los candidatos por la gubernatura de Michoacán de ambos bandos estén desarrollando estrategias gastadas e inútiles para orientar el voto del ciudadano a su favor.

Como viejos políticos tanto Carlos Herrera Tello como Alfredo Ramírez Bedolla caen en el juego de concentrar multitudes y de prometer cosas que no van a cumplir.

Los mitines ya no son un indicar de aceptación. Son escenarios creados con dinero para impresionar al votante, el cual se encuentra inmerso en su propia problemática económica y de salir adelante en sus problemas personales.

Las concentraciones en las plazas públicas es una muestra de que nuestros políticos no han cambiado; no han entendido que esos recursos pueden ser aprovechados de otra manera y no con acarreados.

Incluso ahora es mucho más grave, pues denotan que poco les importa la salud de esos militantes en medio de la pandemia del coronavirus.

Michoacán no necesita que ellos muestren “el músculo político”, como dicen los analistas, al concentrar a unos pocos miles de personas.

Tampoco se requiere que prometan cosas que jamás van a cumplir, pues eso se convierte en demagogia y engaño para el electorado.

Necesitamos una dosis de autocrítica y de reconocimiento de que la entidad se encuentra sumergida en un crisis económica, social y criminal.

Es falso que el conflicto magisterial se resolverá en el próximo sexenio; son demasidos los intereses y irregularidades que existen al interior de la Secretaría de Educación que ni siquiera con el poder de la Federación lo han podido resolver. Ya pasaron tres años y la palabra del presidente López Obrador no se ha cumplido.

Tampoco ninguna de las dos partes han frenado la devastación forestal en varias partes del estado para la plantación de huertas de aguacate o el cultivo de berries. Uno por complicidad y otro por ineficiencia.

¿Dónde está Semarnat? ¿Dónde está la Profepa? La ambición aguacatera está acabando con los pocos recursos de bosques y agua que tenemos.

Lo mismo sucede con el fenómeno de la delincuencia organizada. El gobierno estatal se lava las manos diciendo que es un asunto de la Federación y ésta dice que solo puede intervenir cuando sean atacados.

Es muy compleja y difícil la problemática que presenta Michoacán como para simplifacarla proponiendo medidas que vendrán de fuera. Y lo más lamentable: no hay capacidad política, moral y profesional para gobernar.

Mientras los políticos se disputan el poder político, los criminales siguen consolidando el control de las drogas y los delitos en las grandes ciudades michoacanas y en la zona rural.

Deveras, está difícil. No nos dejemos engañar. Votemos por las personas y no por los partidos. En cada comunidad conocen a sus políticos. Voten por ciudadanos limpios y honestos. Ese sería un buen comienzo.

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