OPINIÓN. BORGEN: LECCIONES PARA LAS MUJERES CANDIDATAS. Por Teresa Da Cunha Lopes

La mejor serie de televisión “política” que jamás se ha hecho (excluyendo claro las sátiras británicas “Yes Minister” y su secuela “Yes Prime minister” y las sátiras políticas brasileñas “O Bem amado” y “Roque Santeiro”) , no viene de Hollywood, sino de Copenhage.

Se trata de “Borgen”, drama político sobre la primera mujer primer ministro de Dinamarca. Aparte la fantástica actuación como Birgitte Nyborg de Sidse Babett Knudsen, yo espero, sinceramente, que las mujeres mexicanas candidatas al 2021 dejen de lado las telenovelas del duo Azteca /Televisa y salten los episodios de “Madam Secretary”. Que, en vez de un curso aburridísimo de sus partidos políticos opten por ver a “Borgen” . Y, adopten sus tácticas en debates, su frontal lucha por principios y, su capacidad negociadora.

¿Quién podría adivinar que las maniobras parlamentarias entre los pequeños partidos daneses podrían ser tan apasionantes? ¿Y con componentes, elementos, juegos y soluciones tan universales? Borgen es un verdadero tratado de política, actual, para el siglo XXI, con cuestiones éticas, problemas multilaterales y soluciones pragmáticas, que permite enterrar de una vez por todas a Maquiavelo y responder “una pregunta simple y antigua: ¿puede uno pasar por la política y mantenerse incólume?”.

Es esta dimensión personal de la política, las fortalezas y debilidades humanas, crudas, sin moralejas que hacen de “Borgen” una obsesión para el ciudadano-espectador. Y, una referencia para las mujeres en la política. Cuando el matrimonio de la primer ministro Nyborg se desmorona bajo la presión del cargo, las consecuencias son graves, feas y dolorosamente sentidas. Todas nosotras sabemos que es un costo predecible ( aunque no obligatorio) para una mujer en la política y no necesariamente para un hombre político.

Para allá del fascinante retrato de la sociedad danesa -informal, tolerante, orgullosa- queda una visión de la política en que todavía las decisiones obedecen a principios, a posturas ideológicas y a negociación de acuerdos. Que es el perfil que necesitamos, hoy. Y, que ni «Noroñas» ni «Macedonios» nos pueden dar.

Las que amamos las complejidades de la política, hemos hecho un pésimo trabajo de pedagogía y no hemos sido capaces de encontrar maneras de hacer con que la “verdadera política” (la de “Borgen”) sea emocionante para nuestros(as) amigos(as) menos adictos a la adrenalina de la acción y de la participación política.

Es altura de revertir esta situación. Pero, si bien es verdad que estamos en una edad de oro de series televisivas políticas a no perder, y que «Borgen» es el diamante , sinceramente pienso que estas nunca serán un sustituto para la lectura de Gramsci, de Habermas o de Bobbio. O sea, para una verdadera cultura política.

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