“El consejo del escarmiento, las más de las veces, llega tarde”… Francisco de Quevedo y Villegas. (1580 – 1645) Escritor español.
Contrario a lo que esperaban buena parte de mexicanos, Alfredo Castillo Cervantes, también conocido como el Virrey tras su paso por Michoacán, fue ratificado en la Comisión Nacional del Deporte, por el Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Debo comentarles que en lo particular, no me causa la mínima sorpresa, pese a su comportamiento, decisiones y declaraciones desafortunadas, por decir lo menos, Castillo Cervantes se convirtió, en las últimas semanas, en la distracción casi perfecta, ante la caída libre que padece Peña Nieto, al encontrarse entre los Ejecutivos federales, peor evaluados.
Cabe destacar que el propio ex Comisionado, se disculpó ante legisladores federales por su comportamiento “frívolo” en las Olimpiadas de Río 2016. Pese a ello, el Presidente de México, sin el menor escrúpulo, decidió mantenerlo viviendo cómodamente del erario público, no sólo a Castillo Cervantes, sino a la comitiva de “cercanos” que lo han acompañado en las otras posiciones que le ha “encomendado”.
Así que se puede suponer que mientras fluían las quejas de deportistas, así como las críticas de periodistas, especialistas en la materia y ciudadanos, Peña Nieto debió recibir con singular sonrisa a su empleado del año. Debió abrirle satisfecho sus brazos para felicitarlo, por haber logrado distraer, por momentos, la ruda crítica que recibía y que trascendió fronteras.
Alfredo Castillo le ha resultado al Ejecutivo Federal un excelente distractor y hasta en la “Caja China” predilecta; así que no podía castigarlo separándolo del cargo.
Las declaraciones de Castillo Cervantes respecto a que la CONADE era sólo una agencia de viajes o sus justificaciones ridículas para defender que su “pareja sentimental” disfrutara de los uniformes que algunos atletas no tuvieron, a grado tal que la defendió como su “representante”; difícilmente pueden considerarse como simples errores, por el contrario, se antojan más como una estrategia para apoyar a su “amigo” de Los Pinos.
No encuentro otra manera de entenderlo. Las dudas y críticas que acompañan la actuación de Alfredo Castillo en los cargos públicos que le ha confiado Enrique Peña Nieto, deberían mantenerlo alejado del servicio público; así que si no está extorsionando al Presidente de México con alguna información privilegiada que guarde el ex Virrey de Michoacán, entonces efectivamente es la “Caja China” que ha utilizado Peña Nieto, en sus momentos de crisis.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias. cmongem@hotmail.com