Por Andrés Resillas Mejía/Tercera parte
“¡Por qué me dices eso, si sabes que yo no lo hice!”.
Contestó Rosario en tono molesto en el teléfono con la persona que hablaba. Esto ocurrió unas horas antes de que desapareciera.
Así lo testificó su padre en la audiencia oral del juicio que se lleva contra Ana Cristina A. por el asesinato de Rosario.
También Rubén, hermano de la víctima, refirió que ella estaba muy molesta durante la llamada, ya que movía las manos y los hombros demostrando enfado.
“Yo desde hacía tiempo que me dí cuenta de que Rosario y Ana Cristina no eran simples amigas, sino que tenían un noviazgo.
“Ana Cristina durmió en nuestra casa por lo menos cuatro veces, argumentando que hacían tareas con mi hermana.
“Incluso en una de ellas le dije a Rosario, pues pásame a tu amiga a mi cuarto y ella se molestó, por lo que empecé a darme cuenta de que eran pareja”.
“Ese día yo estoy seguro que era Ana Cristina la que hablaba y discutía con mi hermana por teléfono; no la escuché, pero era la persona con la que mi hermana Rosario hablaba en muchas ocasiones y a todas horas”.
Rubén vio por última vez a su hermana el cuatro de noviembre después de las cinco de la tarde, ya que comieron juntos en la casa de su padre.
Dijo que Rosario se salió a esa hora del hogar con el pretexto de comprar el pan para la merienda, pero ya no regresó, pese a que la panadería se ubica a unos cincuenta metros de su domicilio en Santiago Undameo.
Explicó que como a las siete de la noche observó que Rosario no estaba y le preguntó a su padre por ella, a lo que contestó que había ido por el pan.
Acudió a la panadería y le dijeron que no sabían de ella. Por lo que tomó su vehículo y comenzó a dar de vueltas por todo Santiago Undameo. También habló con su madre y con su otro hermano con los mismos resultados. Rosario había desaparecido.
Explicó que antes de salir a buscar a Rosario, fue a su cuarto y encontró todas las cosas personales de ella sobre la cama, como sus lentes, celular, computadora y bolso, por lo que le extrañó su ausencia.
Su última esperanza de que apareciera Rosario era el último camión de Morelia y que llega a Santiago Undameo a las 11 de la noche, pero no fue así; entonces Rubén y su madre decidieron denunciar ante la Fiscalía la desaparición de la joven.
Rubén refirió en la audiencia oral de que ese día su hermana Rosario llevaba puesta una sudadera color fiusha con franjas negras y que esa prenda se la había regalado una prima política de nombre Nayeli.
“Incluso Nayeli me dijo que el día de la desaparición de Rosario, ella la vio con Ana Cristina a bordo de su carro y que iban rumbo a la salida a Morelia”.
Rubén informó que en la Fiscalía realizó varios actos de reconocimiento, como fue el vehículo de Ana Cristina A., así como la ropa que llevaba puesta su hermana cuando fue encontrada sin vida en un paraje del vecino municipio de Acuitzio.
Durante la audiencia, Ana Cristina A., evitó en todo momento ver de frente a los familiares de Rosario y ahora portaba unos lentes tenuamente sombreados; su actitud siempre fue seria y sin mostrar sus emociones.