COLUMNA LIBRE EXPRESIÓN. LA INSEGURIDAD ¿PÁJARO DE MAL AGUERO? Por: Carlos Alberto Monge Montaño.

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“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”… Albert Camus. (1913 – 1960) Escritor francés.

Como pájaro de mal agüero, el pasado lunes los obispos de las diócesis de Morelia, Apatzingán, Tacámbaro, Lázaro Cárdenas y Zamora, hicieron un pronunciamiento donde se quejaron de la inseguridad que padece Michoacán y este martes, las autoridades estatales confirmaron que un helicóptero de la Procuraduría de Justicia fue derribado por células delincuenciales, donde murieron un piloto y tres agentes ministeriales.

En dicho documento enunciaron además, datos que les resultan preocupantes de lo que sucede en la entidad, entre las que destacaron las extorsiones, asesinatos a plena luz del día, bloqueo a carreteras, robo de vehículos, personas desaparecidas, escasez de fuentes de trabajo, cobro de cuotas, migraciones forzadas, desconfianza en las autoridades y la confusión que ha generado el Mando Único de las fuerzas policiales.

Fuera del comportamiento habitual y que rebasa lo que parecía una relación tersa con las autoridades estatales, los obispos levantaron enérgica voz para sentenciar, que “hay dolo y tolerancia con el delito de parte de algunas autoridades responsables de la procuración, impartición y ejecución de la justicia. Esto tiene como efecto la impunidad, las deficiencias en la administración de la justicia –por necesidad, irresponsabilidad o corrupción-. Se ha hecho evidente la infiltración de la delincuencia organizada en instituciones del estado”, afirmación, que argumentaron, ya realizaron hace 6 años y que a su juicio, sigue vigente en algunos espacios.

Evidentemente la preocupación de los obispos es compartida por la mayoría de la población, desde hace cuando menos tres lustros.

Pero, hay aspectos que sorprenden del pronunciamiento cuando invitan a no resignarnos y consideran que “algunas experiencias de organización ciudadana para la autodefensa de las comunidades han frenado la comisión de delitos y han impedido vejaciones y atropellos ciudadanos”.

Ante la situación que recientemente vivió Michoacán, donde efectivamente legítimos “autodefensas” abonaron a que las autoridades federales y estatales retomaran las tareas seguridad, pero que luego fueron infiltrados por presuntos delincuentes, con los resultados ya conocidos, obligaba a los obispos a dejar plenamente claro, a qué se refieren exactamente con la invitación a la “organización ciudadana para la autodefensa de las comunidades”. ¿Acaso piden que los ciudadanos que se sientan inseguros se armen nuevamente para defenderse?

La situación que prevalece en la entidad, exige ser puntuales, evitar ambigüedades que puedan motivar organizaciones al margen de la ley, como incluso respondió el secretario de Gobierno, Adrián López Solís, destacando que “en el llamado que se hace apelamos a toda la responsabilidad debida, pues cualquier forma de participación es menester que se conduzca en el marco del estado de derecho”.

Claro es que la mayoría de los michoacanos nos hemos quejado por la ineficacia de las autoridades encargadas de procurar seguridad y justicia, pero resulta riesgoso motivar la creación de nuevos grupos de autodefensas.

Sin embargo, el pronunciamiento de los obispos debería obligar a Federación y Estado a replantear su estrategia de combate a la inseguridad, que evidentemente ha retomado bríos en los últimos meses.

Por lo pronto, la relación tersa que vivieron obispos y gobiernos, especialmente en el marco de la visita del Papa a México y Michoacán, se ha terminado. Y es que en el pronunciamiento, no hay una sola autocrítica a la institución eclesial y sí por el contrario, una velada revancha contra las autoridades que promueven el “matrimonio igualitario”, cuando sustentan su crítica “conscientes del enorme valor que tiene la familia como núcleo natural y fundamental de la sociedad”.

Es tiempo de hablar claro y que tanto instituciones como ciudadanos en general, católicos o no, hagamos lo correcto, a nadie conviene vivir en la ley de la selva, es mucho mejor el respeto a los derechos de los terceros. Ojalá.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

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