COLUMNA LIBRE EXPRESIÓN de Carlos Monge. ¿Corruptos para siempre?

Libre-expresion_mainstory211-300x124

“Si no peleas por acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”. Joan Baez. (1941 – ¿?). Cantante estadounidense.//

 

Los resultados de la Auditoría Superior de la Federación a los recursos destinados por el Gobierno Federal a Michoacán en el 2013, resultan de nueva cuenta vergonzosos.

Años y gobiernos pasan y no hay quien pueda demostrar que la administración de recursos públicos puede ser transparente, ordenada y eficaz.

Esta vez se tienen considerados 5 mil 762 millones de pesos como probable daño a la Hacienda Pública Estatal y otro monto por aclarar superior a los mil 350 millones de pesos; es decir, el total de recursos observados supera los 7 mil 100 millones de pesos; lo que representa cuando menos, el 7 por ciento de los recursos que ejerció en ese año, la administración estatal que encabezaron Fausto Vallejo Figueroa y de manera interina, Jesús Reyna García.

Los señalamientos se ubican de nueva cuenta en prácticamente los mismos rubros que ya han sido señalados en anteriores auditorías. Otra vez hay probable desvío de recursos, subejercicios, pago indebido a comisionados del magisterio y a empleados con cargo de elección popular, entre otras lindezas.

Por todos lados grave y lamentable. No sólo son deficiencias que se repiten, sino que en la historia del país y con algunos garbanzos de a libra, son situaciones que se quedan sin sanción y que con el paso de los años se archivan y nada más.

Y si no, ¿cómo entender que año tras año se detecten irregularidades en el manejo de los recursos del ámbito educativo por  miles de millones de pesos, y a la fecha no haya consecuencias ejemplares?

En el 2013, en el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal, hay un probable daño a la Hacienda Pública por 2 mil 467 millones de pesos, es decir, más del 10 por ciento del presupuesto que ejerció todo el sector educativo en ese año.

Otro tema recurrente en su gravedad es el Programa del Seguro Popular que esta vez acumula señalamientos en más de mil 270 millones de pesos. Inaudito, hemos escuchado discursos desde todos los ámbitos de que habrá orden, transparencia y rendición de cuentas; incluso en voz de un ex Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, en el caso del Seguro Popular y sin embargo, no ha pasado absolutamente nada.

De ese tamaño es la incapacidad, ineficacia y corrupción que prevalecen en las administraciones públicas de federación y estado, que simplemente no pueden poner remedio, que no encuentran cómo establecer candados para evitar que se siga “extraviando” el dinero de todos los mexicanos.

Gobiernos y burocracia en todos sus niveles, quedaron evidenciados una vez más con los resultados de una Auditoría Federal, que si bien es cierto, descubre probables irregularidades, y seguramente no serán todas, vuelve a ser incapaz de contener y más aún, de hacer valer de manera ejemplar la rendición de cuentas.

En tan lamentable condición nacional, es inevitable advertir que el problema central radica en la corrupción. Práctica que parece formar parte de la naturaleza humana de la clase política mexicana y de un alto porcentaje de ciudadanos que no logran sustraerse a sus encantos.

Ahora desde esa clase política y corrupta, ha surgido un acuerdo en la Cámara Federal de Diputados, entre PRI, PAN y PRD, para aprobar el proyecto del “Sistema Nacional Anticorrupción”, con el que se pretende que el secretario de la Función Pública sea ratificado por el Senado, fiscalizar hasta el 92 por ciento de los recursos de los estados y llevar la imprescriptibilidad de los delitos vinculados a casos de corrupción en un lapso de siete años.

Todavía faltará que se ajusten leyes para promover también sanciones ejemplares, para que quienes manejen recursos públicos dejen de tener tentaciones de desviarlos, robárselos o cobrar comisiones en la aplicación de los mismos. Ya veremos.

Por lo pronto, duele y da vergüenza la evidente incapacidad de gobiernos, partidos y políticos por corregir los “errores” en la administración de recursos públicos. Y claro, molesta que los ciudadanos tampoco hayamos encontrado qué hacer de manera contundente para evitar que esto suceda todavía.

Así que una vez más invitémonos a retomar el deber ser y a evitar participar de actos de corrupción, hagámoslo de menos, para dormir tranquilos y poder ver a los ojos a nuestros hijos.

 

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

cmongem@hotmail.com

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *