Fausto Vallejo sabía lo que se venía/
Para Osorio Chong todos somos criminales/
El rumor siempre existió. Incluso el periódico Reforma publicó en su columna Templo Mayor que el regreso de Fausto Vallejo a la gubernatura estaba en duda porque existía en la PGR una investigación abierta en contra de uno de sus hijos.
Sin embargo, en Morelia las cosas se aceleraban. De un día para otro se apareció la señora Paty Mora encabezando un acto en el DIF estatal, ello sin avisarle al gobernador interino Jesús Reyna García, el mensaje era claro: los Vallejo están aquí y pronto regresará Fausto.
El mismo apresuramiento en el regreso de Fausto Vallejo Figueroa. Ahora el rumor era de que ante la posible negativa de Jesús Reyna por dejar el cargo, el gobernador electo no permitiría quedarse sin el cargo que ganó en las urnas con tanto trabajo.
Al regresar Fausto Vallejo, de inmediato Jesús Reyna renunció a seguir siendo secretario de gobierno; era la muestra del rompimiento no sólo entre los dos personajes, sino también entre los dos grupos políticos priístas.
La Federación tuvo que intervenir o la dirigencia nacional del PRI para calmar los ánimos entre los dos políticos.
Lo cierto es que a Fausto Vallejo le llenaron la cabeza de infundios durante su rehabilitación y regresó totalmente cambiado. Ahora era un Fausto de mal humor y hasta altanero. Incluso cuando le preguntaban los amigos y ciudadanos, que cómo estaba, decía “muy bien, muy afilado, como navajita y listo para cualquier cosa”.
Habíamos perdido al político que siempre estaba de buen humor que escuchaba y resolvía los problemas de la gente y de la política. Comenzó a regañar a su gabinete en público, como a Francisco Aparicio Mendoza, a quien acusó de no estar cumpliendo con su trabajo.
De regreso a Casa de Gobierno Fausto despidió a medio mundo, incluso a gente muy cercana como a Pita Herrera, su secretaria privada, quien siempre le fue fiel y a ella le pagó con el despido, lo mismo a otras personas que trabajaban en la morada.
Con el regreso obligado de Jesús Reyna, la situación empeoró, pero ante el público no lo demostraban. Lo cierto era que había una división insalvable.
De manera paralela, Fausto entregó a la Federación todos los puestos clave en materia de seguridad y procuración de justicia. El grupo del Estado de México encabezado por Alfredo Castillo Cervantes se apoderó de toda la estructura gubernamental.
Castillo Cervantes tuvo la agilidad de meter al ruedo institucional a miles de autodefensas que se habían levantado originalmente con el doctor José Manuel Mireles y que fueron convertidos en su gran mayoría a Policías Rurales.
Pero también inició un proceso de descabezamiento del movimiento de autodefensas, por lo que metió a la cárcel a Hipólito Mora y ahora al doctor Mireles. El único que bajó la cabeza y siguió sus instrucciones fue Estanislao Beltrán, mejor conocido como “Papá Pitufo”, incluso mientras a toda la tropa se le ordenó cortarse el pelo, a este dirigente no se le molestó por su cabellera y por la excesiva barba que le caracteriza.
Vino la detención de Jesús Reyna y el sistema político michoacano se simbró. Después del arraigo, a Reyna García se le trasladó al Penal del Altiplano y en Morelia comenzó a despedirse a todo el grupo político afín al ex secretario de gobierno. Los únicos que dieron la cara por él fueron la diputada Rosamaría Molina y Jesús Sierra Arias, los demás cobardes se escondieron.
El gobierno federal no tuvo consideración con Jesús Reyna, pues lo mandó a un penal donde están los más sanguinarios y peligrosos delincuentes. La vida política y personal de Jesús Reyna está acabada, un video le costó la vida.
Lo mismo sucedió con José Trinidad Martínez Pasalagua, quien apareció en el mismo video que Jesús Reyna. La PGR los acusa de cosas inexistentes y ahora para ellos la Justicia Federal es la única esperanza de que en este país no todo está podrido y los declare inocentes.
Al mismo tiempo, el mal humor de Fausto era evidente para todo el mundo y empeoró cuando el rumor de que uno de sus hijos se había reunido con la Tuta, pero no había pruebas. El 7 de junio, Día de la Libertad de Expresión un Fasuto Vallejo molesto afirmó que en su familia no había delincuentes y que muchos empresarios y políticos fueron levantados para ser obligados a reunirse con la Tuta.
De manera sorpresiva Fausto Vallejo anuncia un chequeo médico, justo cuando había retomado su ritmo de trabajo y al mismo tiempo otorga tres notarías. La señal era inequívoca, ahora sí no regresaría a la gubernatura.
El presidente de la República y el comisionado Alfredo Castillo Cervantes habían decidido apoderarse de Michoacán; ya sabían que la familia Vallejo Mora estaba relacionada con el crimen organizado.
El comisionado Castillo operó todo. Incluso en la terna para gobernador metió a uno de sus incondicionales para ver si pegaba. Salvador Jara Guerrero, rector de la Universidad Michoacana fue el elegido. Los diputados locales, casi todos, fueron llevados como borregos en los helicópteros de la PGR, en los que trasladan a los presos, a la secretaría de Gobernación. Todo se acordó en esa dependencia.
Los rumores se confirmaron. Primero se hablaba de una foto de Rodrigo Vallejo donde aparecía con la Tuta en un tono festivo. Pues apareció la foto. Después la versión era de que existía un video, pues apareció el video.
Pero el trato de la PGR con los Vallejo Mora fue distinto. No hubo montajes de operativos para la captura como en los casos de Jesús Reyna y José Martínez Pasalagua, es más ni siquiera se sabe si Rodrigo Vallejo irá al Altiplano.
Un poco antes, el secretario de Gobernación nos dijo a los michoacanos que todos aquellos que pensaran que el Gobierno Federal estaba interviniendo políticamente en Michoacán éramos unos criminales. Por eso yo ya me siento criminal.
Eso sí, el gobierno de Enrique Peña Nieto puso y dispuso de toda la estructura del gobierno estatal; impuso el mando único y todo el programa de obras; pero lo que no quiere hacer es aportar recursos frescos para no paralizar al Estado.
Las víctimas ahora son los pensionados, los maestros, los miembros del STASPE, los constructores, los proveedores de servicios, miles de familia que dependen de darle diversos servicios y trabajos al gobierno. Para ellos no hay dinero, aunque el mismísimo secretario de Finanzas sea el dedo chiquito de Enrique Peña Nieto.
Pobre Michoacán, tan lejos de Dios y tan cerca del Estado de México.