Hace cerca de un año Salvador Adame conversé con Salvador Adame. Tenía ya meses de conocerlo y me pareció una persona tranquila, con muchas ganas de salir adelante y con el empuje de los periodistas. Entre la plática salió a relucir la violencia en Tierra Caliente y me confesó que estaba amenazado de muerte por el crimen organizado. No me dio más detalles.
Anunció que se iba a retirar poco a poco del periodismo por tales amenazas, las cuales finalmente se cumplieron con su desaparición.
Ese hecho sacudió al gremio periodístico de Michoacán: los primeros en protestar fueron los propios periodistas de Tierra Caliente, que viven con el crimen organizado a un lado. Ellos sí que están en riesgo.
Los Gobiernos del Estado y Federal reaccionaron de inmediato, pero las deficiencias en las investigaciones permitieron que las primeras horas del levantamiento se perdieran. Utilizaron protocolos de búsqueda para un ciudadano común y corriente; no para un periodista.
He estado en por lo menos 50 horas de capacitación en la autoprotección, búsqueda y documentación de agresiones a periodistas. Entre los instructores figuran los especialistas que diseñaron el Mecanismo de Protección Para Periodistas en Colombia. Por eso hablo con conocimiento de causa.
Los periodistas michoacanos, esa nueva generación capaz de indignarse con la agresión a su colega, respondieron con ímpetu; encararon a todas las instancias policiacas para exigir que investigaran y dieran con el paradero de Chava Adame.
Se han movilizado en Morelia y en la Ciudad de México. Sentando un precedente en el periodismo michoacano. También interpusieron un recurso jurídico para que se les tomara como víctimas indirectas o potenciales.
Hay una cohesión entre ese grupo de periodistas y habrá que aprovecharla. No quitar el dedo del renglón sobre la aparición de Chava Adame; es una afrenta para todos y a todos nos duele.
Quizás sea el despertar de los periodistas michoacanos para crear las condiciones de un gremio que exige garantías; que es crítico, que no permite la censura ni la corrupción. Es un movimiento limpio que hay que cuidarlo.
A nosotros, de una generación ya madura, no nos queda más que apoyarlos. Impulsarlos y poner a su disposición nuestra experiencia nada más.
Soy el impulsor de una iniciativa de ley de autoprotección a los periodistas en el estado desde hace varios años; es hora de dejar la estafeta a estos jóvenes que luchan por sus colegas; qué bueno que se terminó con la indiferencia, la división y el canibalismo.
Lo bueno es que los mercenarios del periodismo al ver que no les convenía este movimiento ya se hicieron a un lado para dejar que estos jóvenes sigan luchando por un periodismo digno.
Me da gusto decir que ahora ya es distinto cuando ocurre una agresión a un periodista: Si agreden a uno, nos agreden a todos.
Pero volviendo al caso de Chava Adame, el Procurador José Martín Godoy Castro tiene que hacer cumplir la promesa del gobernador Silvano Aureoles de que se sabrá la verdad, sea cual fuere, pero eso sí, debidamente probada y documentada. No permitiremos engaños ni chivos expiatorios.