ACUSAN A LA JUSTICIA MICHOACANA DE DEJAR LIBRE A UN SECUESTRADOR (Primera parte)

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POR ANDRÉS RESILLAS//PRIMERA PARTE//

“¡Él fue quien me secuestró!”.

Dijo tajante Rogelio, comerciante, dirigiéndose a Raúl M. ante la mirada de los tres juzgadores que encabezaban la audiencia oral de impugnación.

Audiencia obligada por el recurso de impugnación que interpuso la defensa de Rogelio, quien el 17 de junio del 2015 fue secuestrado por tres sujetos armados en esta ciudad de Morelia.

Y es que para asombro de Rogelio y toda su familia, Raúl M, fue absuelto por la justicia del delito de secuestro, pese a que lo identificó plenamente cuando lo subieron a la fuerza a un Tsuru blanco y llevado a las faldas del Quinceo para mantenerlo cautivo.

Otra situación asombrosa es que parte de la familia de Raúl M. participó en el secuestro: su cuñado, hermano de su esposa; dos de sus hijos y un sobrino, así como otro cuñado que se encuentra prófugo.

Rogelio dice que reconoció inmediatamente el vehículo al que lo subieron durante el secuestro, por la sencilla razón de que su dueño, Raúl M., era su vecino, incluso su esposa fue trabajadora doméstica en su casa.

“¡Cómo no lo voy a identificar si fue mi vecino por más de 10 años; ese carro lo observaba diariamente y conozco sus características.

“También cuando me subieron alcancé a ver el perfil de Raúl M., quien iba manejando; incluso el carro tiene una calcomanía en el parabrisas que dice ‘inquieto’ y la reconocí de inmediato”!

Al final de todo: del secuestro, de la tortura y de la situación más dramática de la vida de Rogelio, no hay culpables. El Nuevo Sistema de Justicia Penal en Michoacán dio un veredicto polémico: declaró inocente a Raúl M. y sus hijos y sobrino no fueron procesados por ser menores de edad.

Actualmente el cuñado de Raúl M. está prófugo y el otro fue muerto a balazos por la policía durante el esclarecimiento del secuestro.

“¡No puedo seguir viviendo con miedo; pónganse en mi lugar; el secuestro cambió mi vida y la de mi familia!

“¡No le deseo a nadie lo que me sucedió!, dijo un Rogelio temblándole la voz y a punto de estallar en llanto.

“¡Yo quiero que se me haga justicia; no puede estar libre este señor!¡Cómo no voy a identificarlo si por años sólo nos separó de vivir un muro!”

Raúl M, el principal señalado como secuestrador, no quiso decir nada cuando el juez le otorgó el derecho de expresar su sentir.

Fue la parte más emotiva de la audiencia; una hora antes los abogados debatieron sobre la culpabilidad y la inocencia de Raúl M. Puros tecnicismos.

Eso sí, la defensa de Raúl M. en su contestación al recurso de impugnación tuvo más de 10 errores; unos graves pues cambiaron el nombre del imputado por el de la víctima y otros similares.

Rogelio llevó cuatro abogados, incluyendo la Fiscalía para convencer al juez de la causa que se había cometido un error al declarar inocente a Raúl M.

Acusaron a la justicia michoacana de haber roto el principio de valoración de la prueba como elemento fundamental para la comprobación del delito durante el juicio oral que absolvió a Raúl M.

El juez de la causa y los dos magistrados relatores escucharon con seriedad todos los argumentos. Trataban de no evidenciar sus emociones. Dentro de 72 horas darán su veredicto y no será fácil, pues existe la posibilidad de que se pueda cometer un acto de impunidad.

Rogelio remató su intervención, con una sentencia:

¡Por eso el pueblo no cree en la justicia en México!

Esta historia no ha concluido……..

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