Para que los ciudadanos puedan tomar una postura frente ante la realidad política de nuestro país, es necesario primero ubicar las distintas y las diversas fuerzas políticas que actúan y luchan por alcanzar e imponer sus intereses de clase a toda la sociedad.
Por un lado, se encuentran la Gran burguesía mexicana aliada al Imperialismo Norteamericano que han vivido y se han desarrollado al amparo del poder político representado por los distintos Gobiernos que desde 1940 han estado a su servicio. Esta burguesía Nacional ha estado siendo amamantada de distintas formas por esos gobiernos, que, con el afán de querer convencer a la sociedad, de que, si apoyaban a los grupos poderosos del gran capital, éstos iban a reinvertir sus ganancias y México sería un país próspero, sin pobreza, sin desempleo, sin hambre, autosuficiente e independiente.
Siempre argumentaron que, al beneficiar a las élites, terminarían por también beneficiar a la parte baja de la sociedad; para esto, los gobiernos aplicaban políticas de estímulos fiscales a la inversión de estos grupos, que consistía en no cobrarles impuestos; privilegiarlas con el cobro de bajas tarifas de energía eléctrica, construirles una infraestructura para que pudieran mover sus mercancías y materias primas, etc. Cuando a un trabajador se le cobraba puntualmente una tarifa de 30% de impuestos, a estos grupos, o les cobraban una décima parte, o sea un 3%, que muchas veces se los regresaban.
Después de décadas de aplicar ese modelo de desarrollo, lo único que se logró fue profundizar las desigualdades y concentrar escandalosamente la riqueza en manos de esos pequeños grupos privilegiados, que ni reinvirtieron sus ganancias, ni crearon empleos y exportaron sus ganancias para guardarlas en banco extranjeros o paraísos fiscales, junto al enriquecimiento de éstos, también pasaron a formar parte de esos privilegiados la burocracia dirigente de los gobiernos que, aparte de poner al servicio de la burguesía el presupuesto, se enriquecieron escandalosamente por medio de la corrupción.
Del otro lado, se ubican los intereses de la Nación, la clase obrera y de los trabajadores en general, de los campesinos que se vieron en la necesidad de abandonar sus pueblos o sus tierras ante el la falta de apoyos de los gobernantes, lo que trajo como consecuencia que se dejaran de producir los alimentos necesarios, y pasáramos a ser un país dependiente en granos básicos. En este proceso se privilegió el cultivo y producción de artículos de exportación como el aguacate, hortalizas, etc. en detrimento del medio ambiente al cambiar el uso del suelo y arrasar con los bosques.
Del lado de los intereses nacionales tenemos ahora a un Gobierno que está tratando de aplicar un nuevo modelo de desarrollo, combatiendo la corrupción, la frivolidad y el dispendio, del rescate de los recursos energéticos para que sirvan al país; que se ha propuesto que seamos autosuficientes en la producción de energéticos; acabar con los privilegios y buscar el beneficio de las mayorías.
En este contexto, los perjudicados que en 3 años no han podido robar, no pagar impuestos ni rematar al país, y por lo tanto, se han dedicado a atacar y tratar de deslegitimar al Gobierno encabezado por López Obrador.
En esta lucha ideológica, han tomado partido a favor de los enemigos del pueblo, la mayoría de los medios de comunicación, así como los ideólogos y opinadores que también perdieron sus privilegios. Y esos opinadores que se dicen ser INDEPENDIENTES, nunca opinaron o defendieron a los periodistas que en su momento tuvieron la valentía de conducirse con la verdad y denunciar las tropelías de los Gobiernos en turno. Por ejemplo, JOSÉ GUTIERREZ VIVÓ, que conducía un programa radiofónico de información en radio Centro a fines del siglo pasado e inicios del presente; eran cuatro horas de periodismo de altura, profesional y valiente; realizaba semanalmente mesas de análisis con invitados conocedores de distintos aspectos de la vida social, económica y política. Pero como era un periodista crítico, fue separado como conductor de ese espacio noticioso.
Otro caso, fue el de la Periodista CARMEN ARISTEGUI, que por el mostrar en su programa televisivo una imagen de una manta que un diputado había desplegado en el interior de la Cámara de Diputados en la que aparecía la foto del exPresidente Calderón, donde se notaba su cara alcoholizada con la leyenda “SI TU NO PERMITES QUE UN BORRACHO CUNDUZCA TU AUTOMÓVIL, ¿POR QUÉ PERMITES QUE CONDUZCA EL PAÍS?”. Lo que la periodista hizo simplemente, fue pedir una explicación sobre esto al Expresidente Calderón. Por ese simple hecho, el presidente ordenó a MVS que la separara de la conducción de su programa informativo; aunque las presiones obligaron a reinstalarla de nuevo, lo que no sucedió con PEÑA NIETO, que ante la denuncia sobre la CASA BLANCA, simplemente fue despedida de manera definitiva junto con su equipo.
Otro caso es el de JESÚS LEMUS, periodista michoacano originario de la Piedad, que, por informar y denunciar los nexos de LUISA MARÍA CALDERÓN CON LA TUTA en su campaña como Candidata al Gobierno de Michoacán, fue acusado falsamente de ser uno de los jefes del Cártel de la Familia Michoacana. Durante tres años convivió con capos, secuestradores, violadores, narcos caníbales y asesinos hasta que pudo demostrar su inocencia, no sin antes ser víctima de la perores torturas.
Ante los furiosos ataques de la prensa y de los opinólogos por tratar de desprestigiar al Presidente, que apuestan nostálgicamente con el regreso de las condiciones que hicieron posible sus privilegios mediante CHANTAJES Y CORRUPCIÓN, el Ejecutivo no da la orden que a los aludidos les sea suspendido el empleo o les quiten el micrófono, a diferencia de los métodos vergonzantes de control o de amenazas y represión aplicadas por sus antecesores.
Mi pregunta es, ¿por qué en su momento callaron ante la represión de que fueron víctimas sus colegas?
Si no existieran algunos medios que son profesionales, verdaderamente independientes y críticos; que son objetivos y hablan con la verdad. Y si no existieran las redes sociales, nuestro pueblo ya hubiera sido víctima necia del engaño y la manipulación de estos medios al servicio de la DERECHA, y seguramente se hubiera volcado en contra del Presidente que mayoritariamente eligieron, tal como sucedió en su momento con el Presidente Allende en Chile.
Y si no fuera por el respaldo que el Presidente López Obrador recibe expresamente de las fuerzas Armadas, seguramente ya hubieran promovido un GOLPE DE ESTADO. Afortunadamente el Presidente se ha apoyado en el Ejército para que no fuera cebado por las élites, como también sucedió en Chile. Desde luego, con este respaldo y apoyo, esos voceros acusan al Gobierno de estar militarizando al país.
En sus ataques al Ejecutivo, no dudan en lanzarse también en contra del pueblo que lo apoya, y cuando éste se moviliza a respaldarlo, como lo hicieron el 1º.de diciembre; manifiestan un profundo desprecio por las masas de trabajadoras adjetivándolas de ser una “bola de borregos, acarreados e ignorantes” manipulados. Sólo falta que nos digan “bola de nacos”.
En su odio rabioso en contra de los cambios profundos que está llevando a cabo este Gobierno, demuestran una profunda ignorancia acerca del papel de las masas en los cambios históricos, desconocen que ningún cambio revolucionario en el país y en el mundo, puede lograrse sin la participación consciente de las masas populares, y que, por lo tanto, éstas son las protagonistas de la Historia.