Es loable lo la postura que asume tanto la dirigencia estatal del PAN como su fracción parlamentaria, ello en el sentido de castigar a los responsables del desfalco y quiebra financiera en el Gobierno del Estado.
Pero ya es demasiado tarde y además, no se vale lanzar piedras, sin mirar atrás lo que sus compañeros de partido y de bancada hicieron: avalar cada uno de los créditos obtenidos por los gobiernos estatales en turno.
Es más, en la época de Leonel Godoy se manejó la compra de votos de los panistas por cantidades millonarias de pesos. Nunca se llegó al fondo del asunto y los panistas que quedaron con los millones de pesos producto de la corrupción.
Después, la dirigencia estatal anunció que castigaría y expulsaría a los diputados panistas que ayudaron al endeudamiento de las arcas estatales. Nunca lo hicieron. No hay un solo panista juzgado.
Cuando vino Alfredo Castillo, los diputados panistas también participaron en lo que él ordenaba. Subieron a los helicópteros de la Policía Federal y del Ejército para ser llevados como borregos para asistir a la Secretaría de Gobernación y ser convencidos de que Salvador Jara era la opción más conveniente para el interinato en la gubernatura.
Y ahora salen como los defensores de la transparencia y la honestidad.
Pregúntele a Cocoa cuántos millones de pesos se gastó en su campaña cuando su hermano Felipe Calderón era presidente de la República. Fue algo grotesto y denigrante para los michoacanos, cambiar su voto por dinero.
Necesitan reconocer su responsabilidad y asumirla. Mientras no lo hagan, sólo será un acto teatral en los medios de comunicación para ganar simpatías.