POR ANDRÉS RESILLAS
La renuncia del director general del IMSS, Germán Martínez Cázarez y la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de que la aceptaba y que por ser de una ideología “ortodoxa”, respetaba las decisiones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público me hizo recordar una anécdota del ex gobernador michoacanos Víctor Manuel Tinoco Rubí.
Y es que siempre quedó evidenciado de que quien realmente era un gobernador paralelo en el sexenio de Tinoco Rubí era el hoy extinto Gabriel Pérez Gil Hinojosa, entonces Tesorero General del Estado.
En muchas ocasiones Tinoco Rubí durante sus giras de trabajo hacía compromisos con los ciudadanos y organismos, siendo canalizados con la Tesorería, pero ahí todo se detenía y no se cumplía con lo prometido.
Un amigo en común me platicó su experiencia personal. Era muy “amigo” de Víctor Manuel Tinoco Rubí, le había servido como colaborador desde el senado de la República. Tenía un padecimiento cardiaco y luchaba por salir adelante con su imprenta.
En una ocasión le pidió a su “amigo” que se le gestionara un crédito para reactivar su negocio. Tinoco Rubí le dijo que sí y lo mandó con el Tesorero, Pérez Gil.
Jamás se le resolvió, pese a ser una decisión directa del entonces mandatario.
Mi amigo le dijo al gobernador que el Tesorero rechazó darle el préstamo. Tinoco Rubí sólo atinó a contestar “ ¡Ha qué Gabrielito!
Eso fue todo. Mi amigo nunca tuvo ese crédito y finalmente murió de su padecimiento del corazón. Me relató la anécdota con mucho coraje y frustración.
Con la renuncia de Germán Martínez ahora López Obrador sale con la misma actitud. Dice que respeta el ámbito de la Secretaría de Hacienda y en pocas palabras dio a entender que es la definitoria en las finanzas nacionales.
No importa que se trate de la salud de millones de mexicanos. Tampoco importan las promesas de AMLO en el pasado inmediato. Germán Martínez dijo lo que realmente pasa en el IMSS, donde se agolpan millones de derechohabientes que reciben un servicio como si fuera una limosna o un favor.
Si en el gobierno de López Obrador no es la prioridad la salud de los mexicanos, ya no sé en dónde quedó ese gobierno de izquierda.
No puede destinar más recursos a otros rubros, que destinarlos a la reconstrucción de todo un sistema de salud que padece muchas enfermedades; la más grave todas las carencias en personal, medicinas e infraestructura.
Y eso golpeará directamente a la clase trabajadora, que junto con los patrones pagan sus impuestos para mantener al IMSS y recibir la respectiva atención médica.
Es claro que Hacienda y su titular no se mandan solos. Las decisiones se toman en Palacio Nacional y es una incongruencia de parte del presidente el darle la razón a los tecnócratas que trabajan en esa dependencia.
Hacienda lo único que observa son números y no a los ciudadanos que requieren de la salud.
Más allá de la renuncia de Germán Martínez lo que preocupa es la actitud del presidente López Obrador; que empieza a ser incongruente con lo que pregonó en los últimos años. Eso es lo que sucede en el fondo.
Por lo pronto, ya sabemos que en la Secretaría de Hacienda hay en su titular, un presidente paralelo.