- El gobernador Salvador Jara se fue a Estados Unidos mientras los niños con cáncer no tenían quimioterapia y medicinas
- Cinismo del Comisionado de la Policía Federal de apellido Galván
¿Por qué cuando el presidente Enrique Peña Nieto vivía su luna de miel con el mundo internacional vino la deblace? ¿Por qué cuando los países avanzados decían que México era el ejemplo de querer modernizarse y abrirse a la globalidad gracias a sus cambios estructurales, el país mostró su cara de barbarie? Justo cuando las principales reformas habían sido aprobadas por el Congreso de la Unión y que ahora algunas de ellas fueron ratificadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación –caso Reforma Energética con el rechazo a la consulta ciudadana propuesta por partidos de izquierda- aparece la barbarie y todo lo podrido en que se ha convertido el asunto del crimen organizado en estados como Guerrero.
La misma inexperiencia del presidente Peña Nieto, ni la de sus asesores, impidió que consideraran la gravedad de los hechos. 50 estudiantes, jóvenes mexicanos que lo único que demandaban era educación fueron desaparecidos y seguramente asesinados. Ese hecho destapó una enorme cloaca en Guerrero donde el genocidio ciudadano es una práctica común.
La situación se agrava con la participación de políticos de izquierda que jamás conocieron la esencia de esa corriente ideológica del servicio al pueblo y que al parecer ya se perdió por completo. Los criminales son sanguinarios, bárbaros, sin escrúpulos, pero al ser apoyados por políticos, por la indolencia oficial, por la corrupción a su máxima expresión, quiere decir que el país se nos está cayendo a pedazos.
¡¡Si en los Estados Unidos con el solo hecho de que desaparece una persona, el país se vuelve de cabeza y nosotros nos tardamos semanas en movilizar a todas las fuerzas de seguridad para localizar a 43!! No tenemos perdón de Dios. Todos somos responsables pues decidimos quiénes queremos que nos gobiernen.
No puedo dejar de recordar el caso de Carlos Salinas de Gortari, cuando en 1994 le presumía al mundo la implementación del Tratado de Libre Comercio, que sería la ventana al mundo, por donde llegaría el desarrollo neoliberal.
En esas estaba cuando la explosión de la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional nos demostró que en Chiapas los niños, hombres, mujeres y ancianos se estaban muriendo de hambre en la Selva Lacandona y en la parte más recóndita del sur del país. Ahí también el teatro se le cayó al PRI y al presidente de la República.
Volviendo al caso Ayotzinapa. En la reunión que el presidente Peña Nieto tuvo con los familiares de los desaparecidos, la exigencia fue muy clara: búsquenlos como si estuvieran vivos y si no los encuentran no tiene porqué estar en el cargo, así de simple. Le pidieron su renuncia en medio de del indiscriptible dolor que significa perder a un hijo. Este hecho no se difundió por el control que el Gobierno de la República aún tiene sobre muchos medios de comunicación, pero hubo cadenas internacionales como CNN que transmitieron en vivo toda la reunión y consignaron todas las intervenciones.
Y así, como la barbarie no tiene límites, no sabemos hasta dónde llegará la cólera de muchos movimientos sociales que están destrozando las estructuras de gobierno en Guerrero. Ahora el gobierno de la República, siguiendo con el tenor impuesto en Michoacán, puso a un académico al frente del Gobierno del Estado y en la primera reunión oficial, el nuevo gobernador le dijo textualmente al Presidente “le entregaré buenas cuentas”. ¿Y el pacto federal dónde quedó? ¿La República? ¿El parlamento? ¿La soberanía?
Michoacán y sus problemas
Nosotros acá no queremos voltear hacia el estado de Guerrero, el cual se está incendiando y donde parece que la sangre ciudadana y la pobreza perdurarán por mucho tiempo.
Pero los maestros democráticos y los normalistas nos insisten en mostrarnos el genocidio que ocurrió en el vecino estado. A base de pintas monumentos históricos y en actos vandálicos quieres desquitar su rabia por lo sucedido en Iguala. Pero cuidado. Yo les sugiero a esos grupos que ya no se paren a repetir los hechos en la Plaza La Huerta. Hay civiles que ya decidieron utilizar armas de fuego si se repite el saqueo de tiendas. Hasta que no tengamos un homicidio en esas movilizaciones no nos daremos cuenta que estamos tratando de apagar el fuego con gasolina.
La propia autoridad –y estoy hablando desde el gobernador Salvador Jara y el Comisionado Alfredo Castillo- (perdón pero no sé a quién poner primero de los dos y me guío por lo que debe ser) no castigar esos actos vandálicos, por lo que están enviando un mensaje de impunidad de terribles consecuencias.
Tal parece que por su parte, tanto ciudadanos como la clase política están esperando un cambio radical en las próximas elecciones de junio del 2015 para renovar de raíz a todos los políticos coludidos con el crimen organizado. Lo que dudamos mucho, pues hay razones estructurales e históricas que nos indican que el narcotráfico y el crimen en Michoacán tiene raíces muy profundas que sólo se desterrarán cuando se apliquen políticas públicas de seguridad de esas mismas proporciones, mientras, no. Lo político, desgraciadamente sigue siendo sólo la cara, la forma y no el fondo.
Por cierto que fue muy criticado el gobernador Salvador Jara Guerrero el haberse ausentado un fin de semana de Michoacán para viajar a los Estados Unidos para reunirse con un grupo de migrantes. Y eso por varias cosas, primero, porque no hay dinero para esos lujos; mientras él disfrutaba del ambiente cosmopolita de Nueva York, en el Hospital Infantil Oncológico de Morelia los niños enfermos de cáncer no tenían quimioterapia ni medicinas como lo establece la ley estatal.
El mismo gobernador ha dicho que el sacrificio debe ser de todos; pero en cambio aplica la metáfora de que mejor que sea en los zapatos de mi abuela y no en los míos.
Segundo, tenía una reunión con el Congreso del Estado y por el viaje a los Estados Unidos no asistió. La reunión era de máxima prioridad pues se trataría de la reestructuración de la deuda y de nuevos empréstitos. Los diputados del PRD se dieron cuenta de ello y no asistieron: la razón fue muy simple se supone que las decisiones las toma y las asume el titular del Poder Ejecutivo y no el ayudante de finanzas del Comisionado Alfredo Castillo Cervantes. Reitero, eso se supone.
Tercero. ¿Dice que no hay dinero y el poco que queda se lo gasta en viajes superfluos? Los migrantes ya tienen su propio esquema de participar con recursos económicos para el estado a través del Programa 3×1 que maneja la Sedesol. ¿Qué tiene que andar haciendo Salvador Jara Guerrero en esos lares? Cuando hay miles de familias de los proveedores que están esperando les paguen los servicios ejecutados!
No entiendo. De veras, no entiendo.
Posdata: Nunca había conocido el cinismo llevado al máximo en un funcionario y peor cuando se trata de uno Federal, si uno de esos que afirman vino a ayudarnos junto con el Comisionado Alfredo Castillo Cervantes. Lean con detenimiento el reportaje del fraude cometido a miles de ciudadanos michoacanos en el proceso de legalización de sus vehículos extranjeros y me darán la razón. Pobre Michoacán.
Pero les advertimos a esos funcionarios que no nos dejaremos. Conste.