POR ANDRÉS RESILLAS
La pequeña María no era completamente feliz con su familia en Las Trojes, distante a unos cinco kilómetros de la ciudad de Pátzcuaro. Guardaba secretos y pese a que su mamá lo intuía, no fue capaz de revelarlos.
El pasado domingo 19 de mayo no fue especial. Todos los miembros del hogar tenían que trabajar porque era la mejor jornada en la venta de alimentos.
Los padres de María (cambiamos el nombre de la pequeña de 11 años) tenían que atender el puesto de tacos en Pátzcuaro y su medio hermano, Isidro R., repartía pizzas en la misma zona.
La niña tenía dos amigos cercanos. Ese domingo por la noche los tres jugaban con el teléfono celular de ella, aprovechando una línea de internet cercana.
Fue a las nueve de la noche cuando el padre de María llegó a la casa en Las Trojes; observó a los tres infantes jugando y les dijo que se iba a trabajar; que después de las 11 de la noche llegaría Isidro para acompañar a su media hermana María.
Isidro R. es un muchacho de 23 años de edad. Chaparrón, 1.69 metros de estatura, pelo corto, con una nariz y boca pronunciada. Desde hacía un año llegó de Manzanillo, Colima, donde radica su madre, la ex pareja de su padre.
Desde que arribó a Las Trojes Isidro R. rentó unos locales para dar el servicio de hojalatería y pintura para vehículos. El taller quedaba frente a la casa, al otro lado de la autopista Morelia-Pátzcuaro.
“Cierras la puerta, cuando se vayan tus amigos”, le dijo su padre a María y ella asentó con la cabeza.
A las 11 de la noche Isidro R. salió de trabajar de la pizzería, Así lo consignó la dueña del negocio. Y agregó que por no haber transporte público, Isidro se llevó la motocicleta con que repartía las pizzas.
A las 3.30 horas arribaron a su hogar los padres de María. De inmediato se percataron de que algo grave había sucedido. La ropa interior de la niña estaba tirada en el suelo; tenía manchas de sangre; los muebles fuera de su lugar y debajo de la cama encontraron el cuerpo desnudo de María.
La niña estaba bañada en sangre pues una herida de 12 centímetros en el cuello le provocó una profusa hemorragia que de inmediato le cortó la vida.
Los padres quedaron en shock. No daban crédito a lo que estaban observando.
Revisaron el cuerpo de su hija y verificaron que no tenía signos vitales.
“Llama a la policía”, le dijo el padre de María a su esposa.
También, la pareja se percató de la ausencia de Isidro R.; pues debería estar acompañando a su media hermana. Le marcaron a su celular, pero la llamada no entraba, pues lo reportaba como apagado o fuera del área de servicio. Tampoco estaba su motocicleta.
Horas más tarde el equipo Especializado en Escena del Crimen, junto con un fiscal y agentes investigadores se apersonaron en Las Trojes. Levantaron el cuerpo de la pequeña y todos los posibles indicios de lo sucedido.
A las 3.30 horas un amigo de Isidro R., de nombre Javier, recibió un mensaje de éste a través del Facebook.
“Qué wey, saca las chelas o qué”, le preguntaba Isidro R.
Javier observó el mensaje y decidió no contestarlo, era de madrugada y prefirió volverse a dormir.
A las nueve de la mañana todos los vecinos de Las Trojes ya sabían lo sucedido; también los familiares de los padre de la niña que vivían en la zona.
Un primo de Isidro R. tomó el teléfono de su mamá y le marcó. Ahora sí entraba la llamada pero Isidro no contestó.
A través del watsapp Isidro respondió con un mensaje a la llamada: “¿Qué pasó tía?”.
Su familiar le contestó: “Soy yo, tu primo, necesito hablar contigo pues algo grave la pasó a tu familia”.
“Ando fuera, no puedo contestar, hay mucho ruido y mala señal, voy a Celaya por un carro, luego te hablo”, respondió cortante Isidro.
Los padres de María le contaron a la policía que no encontraban a Isidro, pensando que le había sucedido algo también y dijeron que no estaba el teléfono celular de la niña.
Se interrogó a los amigos de María, quienes confirmaron que ellos habían salido de la casa a las 21.30 horas después de estar jugando y que ella se quedó sola.
Los agentes solicitaron una orden de cateo para revisar el taller de Isidro, ubicado al otro lado de la carretera. Peritos, fiscal e investigador entraron al local y debajo de un sillón, dentro de una llanta ubicaron un cuchillo con manchas de sangre.
El cuchillo estaba envuelto en una playera color gris, que de igual manera presentaba manchas.
Dentro de la guantera de un vehículo que estaba en el taller, los policías encontraron un aparato celular.
La madre de María reconoció los tres objetos. La playera era propiedad de Isidro, pues ella la había lavado en varias ocasiones.
Del cuchillo mencionó que era de su propiedad, ya que hacía meses lo había comprado con otro igual, del mismo tamaño y marca; que ése lo había dejado para las labores de su hogar y el par lo utilizaban en el puesto de tacos.
También dijo que el celular encontrado era de las mismas características del que utilizaba su hija.
Con esos indicios, la Fiscalía solicitó al juez de control una orden de aprehensión contra Isidro R, quien no volvió a comunicarse con sus familiares.
Tras investigaciones, Isidro R. fue detenido por la policía en Morelia y anoche, tras un debate que duró tres horas, fue vinculado a proceso.
¿Qué dijo Isidro R. ante el juez? ¿Por qué María no era completamente feliz en su casa de Las Trojes?
Eso, mañana se lo contaremos.